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El Señor tiene planes con nosotros que no pudiéramos imaginar. Aunque ahora siento como un privilegio el aceptar y predicar las doctrinas de la gracia, hace unos años yo trabajaba con los movimientos emergentes enfocados en el hombre. En su gracia y sus plantes, el Señor me permitió estudiar en The Master’s College, institución que dirige John MacArthur, un pastor conocido por procurar defender la verdad y hablar abiertamente en contra de las mismas cosas que yo apoyaba.

Por supuesto, en mi caminar de las doctrinas enfocadas en el hombre a las doctrinas de la gracia, hubo mucho que cambió en mí, no solo mi teología. Y, también por supuesto, todavía hay mucho que estoy aprendiendo y que necesito cambiar. Es por que eso que quiero compartir 3 experiencias que moldearon mucho mi perspectiva de cómo debemos defender la verdad, de cómo no ser un reformado deformado, en vista de lo que Dios está haciendo en Latinoamérica.

Experiencia #1: Cuidado pastoral > ataque a pastores

Antes de la universidad llegué a una iglesia cuyo pastor se graduó de The Masters Seminary. Vale decir que en ese momento yo tenía un mohawk  y estaba comprometido con alcanzar al mundo a través del punk rock y mediante la música. La predicación y la teología me parecían ideas arcaicas y anticuadas. Al llegar a esta nueva iglesia, tuve muchas conversaciones con el pastor. Ahora me doy cuenta qué tan paciente y sacrificial fue el pastor Tomás, al escuchar las barbaridades que yo compartía con tanta autoridad. Muchas de estas ideas fueron cosas que escuché de pastores y músicos, y que ahora veo que son poco o nada bíblicas.

El tono de este hombre de Dios fue claramente pastoral, y su enfoque no fue en “atacar” a quienes yo estaba leyendo, sino más bien enseñarme en la Palabra lo que Dios decía de esos temas, y dejar que la Sagrada Escritura traiga corrección a mi vida. Rara vez el atacó a alguien, y poco a poco empecé a darme cuenta que debería alejarme de tales maestros, ya que sus enseñanzas no eran bíblicas.

Día a día estoy en conversaciones con queridos hermanos que están leyendo o escuchando a maestros que no son bíblicos. Mi deseo rápidamente es atacar y decirles que dejen de hacer eso. Definitivamente hay momentos en los que un pastor tiene que alertar y corregir, pero he aprendido que es mucho más efectivo el pastorear a que los hermanos comparen esas enseñanzas con lo que dice la Escritura y de esa manera ayudar a fomentar el discernimiento. Es mi deseo que cada vez más creyentes tengamos una familiaridad tal con la Palabra que la reacción lógica a la falsa doctrina sea rechazarla, porque se aleja de lo que nosotros conocemos y amamos. Y que sea eso mismo a lo que motivemos a los demás: que se acerquen a la Escritura.

Experiencia #2: No te nombres tú mismo

En mi primera semana de clase, un profesor de Nuevo Testamento me dio una frase que cambió mi vida: “No se conviertan en los auto denominados defensores de la verdad”.  Su punto era claro. Muchas personas que tienen la doctrina correcta se han nombrado a sí mismo los únicos defensores de la verdad e “inspectores de fruto”, y, tal vez inadvertidamente, toman ese como su único llamado en la vida. Mucha buena doctrina termina siendo ignorada, ya que personas quieren ser más ofensivas que el evangelio mismo, e igualan el ser reformado con ser ofensivo.

La realidad es que podemos estar más emocionados y pasar más tiempo atacando a los falsos maestros (y metiéndonos en tantos argumentos en las redes sociales que rara vez dan fruto) que adorando y mostrando al mundo lo hermoso que es Jesús y la sana doctrina que Él enseñó. Es mi oración que el movimiento de reforma se conozca más por su deseo de adorar y celebrar a Jesús que como un movimiento conocido por nombrar a los falsos maestros, músicos, etc.

Experiencia #3: En público y en privado

En mi segundo año, dos amigos que estaban en el medio de momentos difíciles decidieron escribirle al pastor MacArthur. Honestamente, yo no esperaba que recibieran respuesta alguna. Pensé, “él está muy ocupado defendiendo la verdad y combatiendo a los falsos maestros”. Para mi sorpresa –y necesidad de arrepentimiento– mi amiga recibió una carta y mi otro amigo recibió una invitación a una reunión con el Dr. MacArthur. Ambos me comentaron que este hombre de Dios tenia más facetas de las que normalmente se lo conoce. En mi tiempo estudiando en aquella institución, vi que él no estaba enganchado en ser el defensor de la verdad, sino que era un hombre paciente, amable, con gran sentido de humor, amante de los deportes y con sabiduría de saber que había un tiempo para todo.

Muchos queremos hablar, tuitear y poner frases en el internet que suenan como MacArthur, Washer, Sproul y Piper, sin pensar en cómo estamos amando y viviendo como ellos lo hacen tras bastidores. Amado hermano: no escondamos nuestra inmadurez con frases polémicas y fuertes que nos ganan seguidores pero no nos ayudan a crecer.

Es cierto: Latinoamérica está lista para una reforma. Y ya vemos los inicios de lo que luce ser un mover de Dios. Es por eso que nos toca darlo todo. Las experiencias que mencioné anteriormente me dejan ver que es posible luchar por la verdad de una manera amable y gentil. No es necesario que lo reformado luzca deformado. Estamos en un tiempo crucial e histórico en determinar cual será el tono de la Reforma, y es mi oración que tenga un sabor tipo 2 Timoteo 2:22-26:

22 Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro. 23 Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados. 24 Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, 25 corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.

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