Escuché esto de nuevo hace apenas una semana.
Y apuesto a que lo he escuchado casi mil veces.
“Me dijeron que querían que la iglesia crezca”, dice el pastor. “Ahora los estoy dirigiendo a hacer algunas cosas para alcanzar personas y ahora esas mismas personas quieren deshacerse de mí”.
Rara vez se encuentra un miembro de la iglesia que dice que él o ella no está a favor de que la iglesia crezca. Sin embargo, muchos miembros de la iglesia tienen ciertas condiciones de las que no hablan –tal vez ni conocen– cuando dicen eso. En otras palabras, están a favor de un crecimiento en la iglesia a menos que les afecte de alguna manera.
Echemos un vistazo a siete de esos “a menos que” condicionales:
Tengo muchas ganas de ver que la iglesia crezca…
- A menos que tengamos que cambiar el estilo de la adoración.
- A menos que tengamos que añadir más servicios de adoración.
- A menos que pierda mi lugar de estacionamiento y mi asiento preferido en la iglesia.
- A menos que las personas nuevas que vienen a nuestra iglesia se vean diferente a nosotros; se vistan diferente a nosotros; o hablen diferente a nosotros.
- A menos que tengamos que gastar mucho dinero en “esas” personas.
- A menos que la gente nueva alteren mis círculos de comunión y grupos actuales.
- A menos que tengamos que cambiar las instalaciones de cualquier manera para acomodarnos al crecimiento.
Por cierto, no todos los miembros de la iglesia tienen este tipo de actitudes. Del mismo modo, no asuma que aquellos miembros de la iglesia que actúan con entusiasmo sobre el potencial de crecimiento realmente han considerado las consecuencias. En pocas palabras, alcanzar a la gente con el evangelio siempre tiene un costo.
Desafortunadamente, muchos miembros de la iglesia no quieren pagar ese costo.
