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“Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito”, Josué 1:8.

Es muy normal que a finales de cada año muchos cristianos planifiquen el leer la Biblia en un año, y para eso se publican en muchos blogs y otras lugares diferentes planes de lectura que promueven tal propósito. De hecho, algunas ediciones de la Biblia vienen ya con un plan de lectura como parte del material adicional de dicha edición.

Lo interesante es que ya a esta altura, apenas a mitad de enero, muchos se ya se han rezagado en su lectura por las diversas actividades en que nos envolvemos. Si toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para toda buena obra, es necesario exponernos a todo su contenido, y así crecer más en el conocimiento de Dios tal como está revelado en su Palabra.

Estoy de acuerdo en que todo cristiano debe de exponerse a toda la Palabra de Dios cada cierto tiempo, por lo que ya hemos dicho; pero a la hora de seguir un plan de lectura de la Biblia, debemos de tener cuidado de no exponernos a uno que, por querer cumplirlo en el tiempo ideal de un año, nos resulte poco práctico a la hora de desarrollar nuestras actividades en el día a día, incluyendo algunas que tienen que ver con el alimento espiritual de nuestras almas. En otras palabras, puede que a un creyente le resulte sumamente conveniente tener un plan así; pero no necesariamente será el caso de otros creyentes que tal vez deban tener otros planes que más se ajusten a su situación particular.

He visto creyentes que, al embarcarse en un plan de lectura de un año, no pueden terminarlo, y no dan suficiente tiempo a la oración, meditación y estudio de la misma Palabra y de otros buenos libros. De nada vale el plan si no le estás sacando al mismo tiempo el provecho espiritual necesario. Es por esto que es importante contar con un plan de lectura de toda la Biblia, sobre todo si nunca lo has hecho antes. Pero a la hora de considerar la duración de dicho plan, recuerda que el mismo será de mayor edificación si combinas tu lectura con más meditación, más oración, más estudio detenido de ciertos pasajes o ciertos temas, lectura de libros cristianos, etc., todo esto en el contexto del cumplimiento de todas nuestras responsabilidades en general.

Si tomas en cuenta estas cosas puede que te convenga un plan de lectura que en vez de uno, dure dos años, o quizás tres. Existen planes que te permiten en dos años leer todo el Antiguo Testamento una vez y el Nuevo Testamento dos veces. Hace un tiempo me estuve exponiendo a la lectura de ciertos libros del Antiguo Testamento, acompañándolo de ciertos comentarios escritos con el propósito de que los mismos sean combinados con la lectura bíblica. De esa manera examinaba la porción de la Biblia que el autor comentaba y la leía, para luego ir al comentario. La mayoría de las veces me tomaba un día para la lectura y el día siguiente para el comentario. Eso me ayudaba a tener más tiempo para meditar en pasajes que por lo regular se le dedica poca atención.

Dicho todo esto, si nunca te has expuesto a toda la Escritura, procura primero hacer esto en el menor tiempo que te sea prudente, ya que esto te dará una idea general del mensaje de todo el consejo de Dios, y entonces podrás dedicarle más tiempo a ciertos libros, pasajes y temas de la Biblia. Al final, de lo que se trata es que el exponernos al mensaje de la Biblia, de la forma que fuere, cumpla su propósito en nuestras vidas, para que seamos cristianos más semejantes a nuestro Maestro, y más capacitados para llevar el mensaje de esperanza al mundo que nos rodea.

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