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Las veces que Dios nos da restricciones o prohibiciones es para nuestro gozo. Él nunca nos dice “no” a menos que ese “no” nos haga más felices al final.

En el Jardín del Edén, antes de la horrible caída, la única prohibición para Adán era esta:

“Puedes comer de todos los árboles en el jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17)

Adán, tienes la libertad completa de comer de cada árbol de todo el jardín, excepto del árbol que va a matar tu gozo.

Una prohibición liberadora

Esta prohibición fue una profunda expresión del amor de Dios hacia Adán al darle aviso de este peligro. Fue una oportunidad para Adán expresar su amor a Dios a través de su confianza en Él y obedecerle. Fue una prohibición liberadora. En tanto que Adán creyera que era una expresión del amor de Dios, guardaría a Adán del peligro de convertirse en un esclavo del pecado (Juan 8:34) y del miedo de la muerte (Hebreos 2:15). Fue una restricción extensa, asegurando de que todas las mejores opciones para el placer de Adán estuvieran disponibles, mientras él se abstuviera de un árbol en específico.

Pero no lo hizo. Adán y Eva creyeron en una mentira seductora y comieron del único árbol restringido. Transgredieron la única ley y no hicieron caso al único “no” cariñoso. Ellos (y todos nosotros en ellos) perdieron el jardín, la libertad incomparable de la vida sin pecado, nuestras vidas mundanas, y lo peor de todo, nuestra comunión con nuestro Padre celestial.

Una expresión de amor

Pero gracias a Dios que eso no es el fin de la historia. El último Adán ha venido, ha obedecido perfectamente al Padre y ha pagado nuestra deuda de pecado completamente para que él, y todos los que creen, recuperen la creación, tengan libertad del pecado, vida eterna, y lo mejor de todo, libre comunión con el Dios trino. Todos los que confían y obedecen a Jesús ganarán más de lo que fue perdido por Adán en el Edén.

Todas las prohibiciones de Dios son amor. Cada “no puedes” de la ley de Dios es una expresión del amor de Dios.

¡Qué bello modelo nos ha dado Dios para todos nosotros que tenemos que decir “no” y “no lo haga” a gente sobre quien Dios nos ha dado cualquier nivel de responsabilidad! Padres, abuelos, hermanos mayores, pastores, ancianos, presidentes ejecutivos, directores, líderes de grupos pequeños, agentes del orden, cualquier posición de autoridad que tenemos o tendremos, hemos recibido la seria responsabilidad de decir “no” por una sola razón: preservar lo bueno, proteger y aumentar el gozo final de los que servimos.

Sí, nuestra autoridad de decir “no” nos ha sido dada solo para servirles, no para sentirnos superior a ellos (Mateo 20:25-28). Solamente tenemos que prohibir para proteger su verdadera libertad, solamente tenemos que restringir para expandir sus opciones que produzcan un gozo verdadero.

Puede ser que debemos revisar nuestras prohibiciones. ¿Cada “no” y “no puedes” es una expresión de amor, o estamos imponiendo a algunos nuestro egoísmo, miedo o deseo pecaminoso de ganar la aprobación de alguien o un deseo de venganza?

Ojalá que solo prohibamos porque amamos a los que servimos. Ojalá que solo digamos “no” para su gozo.


Publicado originalmente el Desiring God. Traducido por Lauren Dailey.

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