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“Estimado Dr. Moore: Mi hija es atea. Ella vive con un ateo y ahora planea casarse con él. ¿Debo permitir que mi otra hija participe en la boda como dama de honor? ¿Debería apoyar económicamente la boda? ¿Debo ir a la boda? Quiero honrar a Dios, pero al mismo tiempo quiero ser una mamá. Madre preocupada”.

Querida madre preocupada: Recuerdo que hace varios años estaba sirviendo en una iglesia, y una señora que se me acercó después del servicio, me dijo en voz baja: “¿Podría orar por mi hija? Ella se fue a la universidad y se ha convertido en atea”. Y yo dije: “¿Por qué susurras?”. Y ella dijo: “Yo no quiero que nadie me escuche, porque entonces sabrán que yo soy la madre de esa chica atea”. Y cuando comencé a hablar con ella se hizo evidente: ella entendía que este hecho llevaría a las personas a pensar que ella, como madre, había hecho algo vergonzoso en la crianza de su hija.

Qué locura. Tenemos que eliminar este concepto dentro de la iglesia. A lo largo de la Biblia, hay ejemplos de familia tras familia tras familia…hasta se me hace difícil pensar en una familia en las Escrituras que no tenga un pródigo en algún lugar. Así que no debemos decir que porque un niño está pasando por alguna rebelión eso significa que los padres son deficientes. ¡En lo absoluto!

Y también tenemos que reconocer que los padres aman a sus hijos, que las familias deben permanecer unidas, y que debemos mantener esas vías de conexión con nuestros hijos tanto como sea posible, con el fin de proporcionar un medio para que los pródigos vuelvan a casa. Y los pródigos sí vuelven a casa. Esos tiempos de rebeldía no siempre duran para siempre. Y a veces hay alguien que simplemente está pasando por un momento de cuestionamiento o una época de confusión. Mantenga esas vías abiertas.

También quisiera decir que entiendo por qué la madre se preocupa por esto, y es porque las Escrituras nos dicen que un creyente no debe casarse con un incrédulo. No deberíamos estar en yugo desigual, como el apóstol Pablo lo expresa. Pero eso no es lo que está pasando aquí. En lugar de esto, aquí hay alguien que se profesa como no creyente casándose con alguien que se profesa no creyente.

Las Escrituras dicen que el matrimonio es una ordenanza de la creación dada a todas las personas; Génesis, capítulo 2, “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. Eso es válido no solo para los cristianos. Eso es cierto para todas las personas. Así que el matrimonio es bueno para todos, incluso para los ateos. A mí me parece que en esta situación, esta pareja está haciendo lo correcto: no vivir juntos, sino comprometerse entre sí y casarse.

Y si usted, mamá, no tiene ninguna otra objeción a este señor que no sea su ateísmo, y su hija es también atea, me gustaría ver esto como una ordenanza de la creación, y no tendría ningún inconveniente en absoluto en ir a esa boda, y en que la hermana participe como dama de honor. Tampoco tendría ningún problema en contribuir económicamente con la boda.

Ahora, yo creo que sería una historia diferente si la boda se llevara a cabo en la iglesia. Yo no casaría a un par de ateos. Yo no oficiaría como pastor, porque creo que el matrimonio significa la rendición de cuentas de la pareja a la iglesia. Esa pareja no está bajo la responsabilidad de la iglesia, ya que no están bajo la disciplina de la iglesia basada en I Corintios 5. Pero, como una ordenanza civil, puedo asistir al matrimonio.

Ahora, si usted tiene alguna razón para pensar que este hombre es nocivo o abusivo o peligroso, entonces no debe aceptarlo. Pero si su único problema con él es que él es ateo, yo iría a esa boda. Yo sería amable, y buscaría la forma de seguir compartiendo el evangelio con su hija y con su nuevo yerno a medida que pase el tiempo. En esta situación, yo reconocería el matrimonio como algo que Dios ha dado a todos los hombres.

Y aprovecho esta oportunidad para animar a todos los padres que están atravesando por una situación con sus hijos —padres de hijo ateos, padres de hijos agnósticos, padres de hijos que están pasando por tiempos de rebelión moral, no solo la confusión intelectual o cuestionamiento o lo que sea— no se avergüencen de sus hijos. No corte la conexión con sus hijos. Permanezca en contacto. Amen a sus hijos, y no estén preocupados por lo que la gente va a pensar de ustedes  Esto no es acerca de usted, esto se trata de amar a los hijos que Dios le ha dado.

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