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El Jesús de los evangelios es ofensivo debido a cuan inclusivo es Él.

El Jesús de los evangelios es ofensivo debido a cuan exclusivo es Él.

La Iglesia se siente ofendida por su inclusividad, y el mundo se siente ofendido por su exclusividad.

Por lo tanto nos inclinamos a minimizar la ofensa, ya sea reduciendo al mínimo su llamado inclusivo o restando importancia a sus afirmaciones exclusivas. Por desgracia, cada vez que amputamos un lado o el otro, terminamos con un Jesús en nuestra propia imagen.

En cambio, deberíamos celebrar tanto la inclusividad de Jesús como su exclusividad, porque esta es la polaridad que hace a Jesús tan irresistiblemente convincente.

La inclusividad ofensiva de Jesús

Los Evangelios retratan a Jesús como un Mesías que enfureció constantemente y deliberadamente a muchos de los más religiosos en su día. Su mensaje presenta esperanza; sus milagros proclaman el reino.

Pero Él celebra con todas las personas equivocadas.

Jesús no le rinde pleitesía a la élite religiosa. Él no se rige por sus categorías de quién está adentro y quién está fuera. Él no se les va a unir para descartar a los pecadores comunes. El come con los publicanos y las prostitutas. No tiene miedo de sus casas. No está disgustado por su impureza.

La inclusividad de Jesús sorprende a los líderes religiosos. Él le abre las puertas del reino a los pecadores de todos los colores, y les reclama a los religiosos por su piedad farisaica de exclusividad.

Los evangélicos a menudo hablan de cómo las afirmaciones exclusivas de Cristo son ofensivas en nuestra cultura de hoy, pero a veces pasamos por alto cómo la inclusión de Cristo era tan ofensiva en su contexto del siglo primero. Y al pasar por alto esa verdad, es poco probable que detectemos las formas en que hemos puesto barreras y muros alrededor del evangelio.

Decimos que somos como Jesús en llamar a todos al arrepentimiento, pero a menudo, en realidad estamos diciendo, “Sé como nosotros”.

La postura inclusiva de Jesús hacia las mujeres, hacia los enfermos, a los marginados, a los peores pecadores supone un desafío para la iglesia de hoy, tal como lo hizo para los fariseos hace dos mil años.

La prostituta en la iglesia puede estar más cerca de Dios que el mojigato santurrón, C. S. Lewis escribió, recordándonos de las palabras de Jesús, de que los publicanos y las prostitutas estaban entrando en el reino antes que los fariseos. Hasta que la inclusividad radicalmente ofensiva de la gracia de Dios se filtra en tus huesos, nunca te vas a unir a Jesús en los márgenes de la sociedad, dando la bienvenida y bendiciendo a pecadores arrepentidos de todo tipo.

La exclusividad ofensiva de Jesús

El mismo Jesús que llama a los cansados ​​a venir a Él para el descanso es el que demanda que nos neguemos a nosotros mismos y lo sigamos hasta nuestra muerte.

Este mismo Jesús dice que Él es el camino a Dios, la Verdad y la Vida. Nadie llega a Dios sino por medio de Él. ¿Entiendes esto? Su camino es estrecho. La puerta es pequeña. Él es el Pan del Cielo, y a menos que lo consumas, perecerás. Si estás ofendido por la naturaleza impactante de estas afirmaciones exclusivas, entonces puedes abandonarlo, al igual que las multitudes hicieron en Juan 6.

Así, con una mano, Jesús está llamando a todos en todas partes a venir a Él. Con la otra mano, está apartando a la gente. ¿Has calculado el costo? ¡A menos que te arrepientas, perecerás! ¿Estás dispuesto a renunciar a tus derechos y doblar la rodilla?

Seamos honestos. La exclusividad es ofensiva cuando estamos acostumbrados a tener opciones, cuando pensamos que la tolerancia debe significar variedad. Jesús parece pensar que Él es especial, que la gracia de Dios viene solo por medio de Él.

El único corazón que puede recibir tal gracia es el corazón arrepentido. El arrepentimiento es el intercambio de tu agenda personal del reino por la agenda del reino de Jesucristo, y esa es una agenda que incluye todas las esferas de tu vida: cómo vives, cómo amas, cómo das, cómo adoras, cómo te comportas sexualmente, cómo hablas, cómo lo sigues como Señor.

El Jesús doblemente ofensivo

Jesús dijo que Él vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. La iglesia se ofende de que el llamado de Jesús sea para pecadores. El mundo se ofende de que Él los llame al arrepentimiento.

Es por eso que el mundo minimiza Sus afirmaciones exclusivas hasta que Jesús se reduce a un guerrero de la justicia social que afirma a las personas tal y como son. Y por eso la iglesia minimiza su llamado inclusivo hasta que Jesús se reduce a una insignia de honor para la gente de la iglesia que piensan que su obediencia los hace estar bien con Dios.

La buena noticia es que Jesús nos quiere cambiar a todos, y cambiarnos del todo. En la gracia, Él abre el puño afianzado del religioso hipócrita, y estrecha la visión del pecador “de mente abierta” hasta que Él es el único a la vista.  ¿Cómo? Destruyendo el farisaísmo a través de su muerte y resurrección.

La iglesia es farisaica cuando condena el llamado inclusivo a los pecadores. Y el mundo es farisaico cuando condena el llamado exclusivo al arrepentimiento. Pero los Evangelios nos da un Jesús que explota el farisaísmo en todas sus formas cuando Él da su cuerpo para ser maltratado y golpeado y colgado de un madero.

Así que no comprometas el reto inclusivo o exclusivo de Jesús. Es lo que lo hace diferente de los demás. Es lo que es tan atractivo acerca de Él. Es la señal de que Él es verdaderamente Dios, que nos ama tanto que no nos deja solos.

En un día en que es probable que la Iglesia ofrezca a un Jesús exclusivo sin Su inclusividad y es probable que el mundo ofrezca a un Jesús inclusivo sin Su exclusividad, digo, “Dame al Jesús doblemente ofensivo, por favor. Quiero todo de Él”.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Kevin Lara.
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