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Si alguna vez has leído sobre la historia del nacimiento de Jesús desde uno de los Evangelios del Nuevo Testamento, ya has tenido que descubrir dos cosas. En primer lugar, ninguno de los Evangelios te dice todo sobre el nacimiento de Jesús. Y en segundo lugar, algunos Evangelios no te dicen nada sobre el nacimiento de Jesús.

¿Qué hacemos con esto?

Una lección que podemos aprender es que el significado del nacimiento de Jesús se entiende mejor en la totalidad de su vida, enseñanzas, muerte y resurrección. Ya sea que acabas de comenzar a considerar a Jesús o que ya te consideras un creyente en Él, te animo a leer a través de los cuatro Evangelios para obtener una apreciación más completa de la importancia de su nacimiento.

Aquí dejo una breve descripción del aporte exclusivo de cada Evangelio a nuestra comprensión general de Jesús.

Mateo: La historia de la Navidad tiene sus raíces en la historia.

El relato de Mateo comienza con una genealogía, demostrando que el nacimiento de Jesús no es un hecho aislado, sino uno con sus raíces en la historia. En otras palabras, el nacimiento de Jesús no es el comienzo de la historia. Para comprender adecuadamente el nacimiento de Jesús, hay que entender la historia de dónde Él vino.

Si tuviéramos que considerar el nacimiento de Jesús como un hecho aislado, podríamos concluir que Jesús es poderoso. Sin duda, el nacimiento virginal requeriría poder divino. Cuando aprendemos de Mateo que el nacimiento virginal tenía sus raíces en la historia y fue profetizado, nos damos cuenta que Jesús no solo es poderoso, sino también fiel a las promesas hechas en la historia.

Marcos: La historia de la Navidad requiere nuestro arrepentimiento.

Cuando vas a Marcos puedes observar que comienza con el ministerio de Juan el Bautista, no el nacimiento de Jesús. El ministerio de Juan fue una súplica para que Israel se arrepintiera. En Marcos 1:14-15, se nos dice que Juan fue arrestado y Jesús comenzó a predicar el mismo mensaje: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está cerca; arrepentíos y creed en el evangelio” Arrepentirse es la palabra clave en Marcos. Juan lo predicó, Jesús lo predicó, y Marcos quiere que todos nosotros lo recordemos ¿Por qué?

No podemos celebrar adecuadamente el nacimiento de nuestro Salvador si no reconocemos la realidad de nuestro pecado. Hasta que no estemos dispuestos a arrepentirnos, todos los detalles que rodean el nacimiento y la vida de Jesús se vuelven insignificantes. De lo contrario, ¿a quién le importa si fueron tres reyes magos o sabios que llevaron los tres regalos? ¿O si Él era Dios encarnado o un ángel en forma humana? Marcos nos cuenta las noticias que él cree que pueden cambiar nuestras vidas. Pero, ¿estamos dispuestos a cambiar? ¿Estamos dispuestos a reconocer que no somos como deberíamos ser? Según Marcos, no podemos celebrar adecuadamente el nacimiento de nuestro Salvador hasta que reconozcamos nuestra necesidad de ser salvados.

Lucas: La historia de la Navidad nos invita a adorar.

Cuando vas a Lucas, te das cuenta que él nos da mayor cantidad de detalles que cualquiera de los autores de los Evangelios acerca del nacimiento de Jesús. Cuando la gente anuncia que va a leer la historia de Navidad, con mucha frecuencia leen del segundo capítulo de Lucas. Es muy sorprendente la atención que pone Lucas al detallar la adoración que rodeaba el nacimiento de Jesús.

Por ejemplo, en Lucas 1:46, Lucas podría haber dicho simplemente que María adoraba a Dios. En su lugar, registra para nosotros los detalles de la forma en que ella expresó su adoración en lo que ahora llamamos el Magnificat. Puedes notar estos detalles nuevamente en Lucas 1:67-79, cuando Zacarías adoró a Dios. También Lucas nos muestra a las huestes celestiales adorando a Dios en Lucas 2:13-14 y a los pastores adorando a Dios en Lucas 2:20. Cuando Jesús es presentado en el templo, Lucas nos muestra a Simeon adorando. ¡Hay adoración antes, durante y después del nacimiento de Jesús!

Al igual que en los Salmos del Antiguo Testamento, no se dan los detalles de estas expresiones de adoración simplemente para informarnos de los eventos pasados, sino para invitarnos a participar en su expresión de adoración. Cuando se consideran todos los hechos, tal como Lucas afirma haberlos recopilado, se descubre que la historia de la Navidad no solo es cierta, sino también gloriosa.

Juan: La historia de la Navidad restaura nuestra relación.

Juan no comienza con el nacimiento de Jesús, el ministerio de Juan el Bautista, ni la historia de Israel. Juan escribe: “En el principio”. ¿El principio de qué? ¡El principio de todo! Según Juan, Jesús era con Dios y era Dios desde antes que comenzara el tiempo. Estos versículos son fundamentales para comprender la Trinidad en la Iglesia.

Referente a la historia de la Navidad, afirmamos que Jesús fue enviado por Dios. El Creador es el Redentor; el juez es el Salvador. El relato de Juan es similar al de Marcos en que ambos transforman la historia en algo inmediatamente personal. Jesús es el unigénito Hijo de Dios que vino al mundo para que tú y yo pudiéramos ser hijos de Dios también (Juan 1:12-13).

Una conclusión

Cuatro Evangelios diferentes y una conclusión: Jesús es suficiente. Intelectualmente, según Mateo, la historia de la Navidad tiene sus raíces en la historia. Moralmente, según Marcos, la historia de Navidad requiere nuestro arrepentimiento. Emocionalmente, según Lucas, la historia de la Navidad nos invita a adorar. Y relacionalmente, según Juan, la historia de la Navidad restaura nuestra relación con Dios.

Lee la historia por ti mismo.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Felipe Orellana.
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