¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Lo conocí en la universidad bíblica. Pensaba que él era divertido e inteligente, y un terminamos en una cita accidental, ya que estábamos estudiando juntos y nos dio hambre. Pero comencé a admirarlo unos diás más tarde. Un grupo de nosotros de la escuela a menudo iba por tacos y compartíamos con mendigos en las calles. En esa noche en particular, un hombre sin hogar le ofreció un puesto en su manta. Pronto se hizo evidente desde el color y el olor que la manta estaba empapada de orina. Me encogí y esperé a ver qué iba a hacer. Dudó un momento y luego sonrió y se sentó con un “gracias”. Hablaron durante horas. Viéndolo soportar la incomodidad con tal de mostrar el amor de Cristo me llamó la atención. No mucho tiempo después de eso, me di cuenta que quería servirlo a él y y quería servir con él por el resto de mi vida.

Fuimos amigos durante años antes de salir. Salimos durante años antes de comprometernos. Tuvimos el apoyo de nuestras familias, amigos e iglesia. Mi padre llevó a cabo la ceremonia de boda, y mi mejor amiga hizo el pastel. Incluso fue mi primer beso.

No hace mucho tiempo era nuestro quinto aniversario de boda, y la pasé en mi antigua habitación en casa de mis padres. Él la pasó en un apartamento medio vacío a muchas millas de distancia. Nunca pensé que esta sería mi vida.

De lo que nunca te arrepentirás

Hace aproximadamente un año, él confesó que estaba teniendo dudas sobre su fe. Después de leer libros con diferentes puntos de vista, y después de numerosas discusiones desgarradoras, me dijo que ya no podía confiar en la Biblia o creer en Dios. Él sabía que el divorcio sería una posibilidad. Y pensar en esa posible separación me arropó como una niebla que no se disipa. Durante meses no sabía si enfocarme en ser una esposa o prepararme para la angustia inconcebible. En el momento adecuado, un querido amigo me advirtió: Nunca te arrepentirás de demostrar demasiado amor, pero es posible que te arrepientas de no mostrar lo suficiente. Solamente a través de la fuerza de Dios, elegí el amor.

Unos meses más tarde, él tomó la decisión de irse, y no tenía más remedio que dejar que el no creyente partiera (1 Cor. 7:15). La noticia más devastadora no fue el divorcio, sino su rechazo de Dios. Más de lo que yo quería que él fuera para mí en la tierra, quería que fuera para Dios para siempre. El día que me dijo que ya no creía, recuerdo retorcerme por dentro, físicamente abatida sobre mi almohada, y rogando a Dios. Por favor, por favor por favor.

La respuesta de Dios

A pesar de la amputación devastadora del divorcio, y del hecho de que Dios todavía no había respondido a mi oración de “Señor, sálvalo”, he visto un sinnúmero de respuestas a la oración de “Señor, úsame”. Su bondad se ha hecho más evidente a medida que me he comprometido a la obra del evangelio. Aquí hay algunas áreas que he visto últimamente:

1. En mis estudiantes

Durante los últimos ocho años, he enseñado inglés en una secundaria cristiana. Cuando me enteré del divorcio, tuve que decirles a mis estudiantes por qué no iba a regresar el próximo año. Les escribí una carta compartiendo mi dolor, pero también mi esperanza. Abrió conversaciones sobre la soberanía de Dios y el propósito del sufrimiento. Los padres compartieron conmigo algunas de las discusiones que tuvieron con sus hijos después de leer la carta.

El dolor a menudo nos da un megáfono para declarar la bondad de Dios. Es un honor y una oportunidad, no un castigo.

2. En mi esposo

He sido capaz de representar a Cristo durante algunos de mis momentos más débiles. Compartir el evangelio con palabras dejó de ser efectivo, pero cada vez que Dios me ayudó a mostrar paciencia en lugar de frustración, mi esposo lo vio. Cada vez que leía mi Biblia en la sala, él lo sabía. Y cada vez que escribía acerca de la bondad de Dios, él lo leyó. Me vio aferrarme a Dios cuando hubiera sido más fácil renunciar y unirme a él en la incredulidad. Esto no es un testimonio mio, sino de lo que Dios puede hacer a través de los pecadores como yo. También como tú.

3. En mi corazón

Las palabras de ese viejo himno están a menudo en mi lengua: “O Amor que no me dejará ir, yo descanso mi alma cansada en Ti”. Tan solo unos meses antes del comienzo de esta tribulación, he terminado un estudio de dos años de Job. No sabía exactamente por qué estaba estudiando un libro tan oscuro, pero transformó mi visión de Dios y su carácter. Mi temor de Él aumentó. Mi amor por Él creció. ¡Que gran provisión Él ha demostrado ser! El Señor sabía.

Debido a Job, no me he preguntado una sola vez si Dios estaba todavía a favor de mí. He luchado con muchas preguntas y luchado con sus planes, pero nunca he dudado de su amor.

Aslan sabe lo mejor

Si alguien me hubiera dicho cómo Dios iba a contestar mis oraciones a través de este tipo de pérdida, no sé si me hubiera inscrito para el trabajo. Pero he visto de primera mano cómo Él da la gracia en cada momento. Para el momento en el que te encuentras, no el que estás imaginando.

No tengas miedo de que ser usado por Dios significará dolor en el futuro. Así será. Mi historia no será tu historia, pero no debe preocuparte el que ofrecerte a ti mismo a tu Salvador sea un compromiso demasiado peligroso.

He estado leyendo un libro de las cartas de C.S. Lewis a los niños, en los que escribe a un niño llamado Laurence:

Bueno, no puedo decir que he tenido una feliz Pascua, ya que últimamente me he casado y mi esposa está muy, muy enferma. Estoy seguro de que Aslan sabe lo mejor, y si la deja conmigo o la lleva a su propio país, él va a hacer lo que es correcto. Pero por supuesto que me entristece.

Lewis escribió estas palabras con una contundencia y simplicidad que habla mi lenguaje. No tengo ningún deseo de fingir que no estoy rota. Que no estoy preocupada por el futuro: donde voy a vivir, cómo voy a ganar dinero, o si voy a estar incurablemente sola. Pero sé que Jesús sabe lo mejor. Él va a seguir usándome, y Él va a hacer lo que es correcto. No hay temor. Hay una profunda tristeza, por supuesto, pero también una esperanza abrumadora.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Addis Álvarez
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando