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Cuando Dios salva a los pecadores los hace nuevas personas y les da un nuevo propósito a cada uno.

Nunca subestimes el don de la vida nueva en Cristo. Somos nuevas criaturas. Las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas (2 Co. 5:17). “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:20). Cuando te conviertes en cristiano puedes despertar a la mañana siguiente con la misma familia, el mismo trabajo, la misma casa, el mismo dinero, el mismo aspecto, pero no te engañes: eres una nueva persona y tienes un nuevo propósito. Ya no vives para tu propia gloria, sino para la gloria de Dios.

Y seamos honestos, esta es la razón por la que muchas personas no vienen a Cristo. Tal vez es la razón por la que tú no has venido a Cristo. Porque sabes lo que implica. O al menos, lo que ir a Cristo debe implicar. Sabes que si quieres a Jesús como Salvador, también lo obtendrás como Señor. Y si Él es Señor, entonces Él es quien manda. Su Palabra es inviolable. Su ley es tu obediencia. Su verdad es la verdad.

Pero te gusta tu vida vieja. Te gusta tu vieja persona y tus viejos propósitos. Estás feliz viviendo para ti mismo. Vas a ser alguien y vas a tener algo que mostrarle al mundo. Estás encaminado a todo esto y lo estás haciendo a tu manera. Ahora, si también puedes obtener “un poco de Cristo” en el proceso —mejores hábitos, hasta una bonita iglesia— mejor aún. Lo que sea que te ayude a alcanzar tus metas. Pero no estás buscando convertirte. No estás interesado en un nuevo nacimiento. Estarás bien sin eso. No necesitas otro Señor en tu vida. Estás manejando ese papel muy bien.

Al menos eso lo que siempre has creído. Y ahora que lo pienso, es una creencia. Fe en la autoconfianza, la autosuficiencia, la autonomía y la inevitabilidad del progreso.

La buena noticia para los pecadores dañados y quebrantados de corazón es que Dios puede hacer de ti una nueva persona y darte un nuevo propósito. La mala noticia es que muchas de las personas del tipo “felices”, autosuficientes, orgullosas y egoístas se perderán de la nueva vida que Dios ofrece en Cristo.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Gittel Estevez-Michelen.
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