¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×
Nota del editor: 

#CoaliciónResponde es una serie donde pastores y líderes de la iglesia responden a inquietudes que llegan a Coalición por el Evangelio por diversos medios, y que son parte de las inquietudes que caracterizan la iglesia en nuestra región. Puedes usar #CoaliciónResponde en las redes sociales o escribirnos a [email protected] con tus preguntas.

Para esta entrada de #CoaliciónResponde respondemos a la pregunta, “¿Cuál es el propósito de presentar bebés en la iglesia?”.


Mi esposa y yo escogimos un vestido alegre y especial para nuestra bebé de tres meses. Estábamos esperando ese día con gran gozo y al fin llegó: el día de su presentación en la iglesia. Estaba tan linda, y es un hermoso recuerdo.

Esta pregunta es muy relevante para mí y muy cercana a mi corazón. Quizás has participado en una de estas dedicaciones, ya sea sentado(a) entre la congregación o como padre con tu hijo(a).

Todo lo que hacemos y deseamos debe estar sujeto a la autoridad de la Biblia. Así que quiero tratar dos puntos en cuanto a esta pregunta: ¿Qué soporte bíblico encontramos para la presentación de nuestros hijos?, y ¿Cómo podemos practicar la presentación de los niños en la iglesia? Por medio de estas preguntas, quiero mostrar que el presentar a los bebés en la iglesia es un acto de una humilde obediencia y dependencia en Dios tanto de los padres como de la congregación. Así que el propósito de presentar a los bebes en la iglesia es reconocer quién es Dios como Creador y Señor de la vida, y quiénes somos nosotros como recipientes del regalo que son los bebes.

Antes de ir a ver algunos versículos en la Biblia, tengo que aclarar que no tenemos ningún mandato bíblico que nos llame a presentar a nuestros hijos en la iglesia. Así que los versículos que mencionaré no son mandatos para las presentaciones, mas sí son apoyo bíblico para hacer de estas presentaciones un tiempo en donde Dios sea glorificado, Cristo exaltado y donde tanto los padres como la congregación se comprometan con el poder del Espíritu Santo a orar, enseñar y guiar a estos bebes en el conocimiento de Dios.

Desde el Antiguo Testamento 

Génesis 1-2 nos relatan la historia de la creación de nuestro Dios trino y del mandato de multiplicarse (Gen. 1:21–22, 26–28). Así que podemos comenzar diciendo que el reproducirnos teniendo bebes —siempre que sea posible— es un acto de obediencia a lo que Dios ordenó desde el principio a Adán y a Eva. Esto nos ayuda y nos anima a ver estas presentaciones como un fruto de la obra de Dios en bendecir a parejas con la gracia de tener hijos.

Más adelante vemos que Dios llama al pueblo de Israel a amarle con todo su ser como el único Dios, porque el SEÑOR es uno. Y a guardar las palabras de Su ley en sus corazones y que den fruto. Este fruto tiene que verse específicamente en cómo los padres aman a Dios y enseñan a sus hijos, “Y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deut. 6:7).

En otras palabras, en todo tiempo tenemos que enseñarles a nuestros hijos quién es Dios, cuán precioso es, cuán poderoso y soberano es, cómo ha provisto salvación en la persona de Cristo por su sacrificio en la cruz, y cómo nos ha llenado de Su presencia por medio del Espíritu Santo. En la sabiduría de Dios, somos llamados a guiar a nuestros hijos a ver su necesidad de arrepentimiento de pecado y poner su fe en el Salvador. En la presentación de nuestros hijos, les estamos apuntando a ellos a cada una de estas cosas desde tan temprana edad. Les estamos diciendo que nosotros no podemos solos, no somos sus salvadores, no somos perfectos, no somos fuertes en nosotros mismos, y que necesitamos de Dios. Al presentar a nuestros hijos, el enfoque está en nuestro compromiso como padres con Dios, y en el compromiso como cuerpo de Cristo en apoyar a los padres en su llamado de modelar y de enseñar de Dios a nuestros hijos.

En la presentación de los bebes, damos testimonio que Dios es quien formó y creó cada parte del cuerpo de nuestros hijos y todos los días de sus vidas están en sus manos soberanas (Sal. 139:15–17).

Hasta al Nuevo Testamento

Uno de los versículos más usados en la presentación de bebés en la iglesia es Marcos 10:13–16. Aquí vemos a Jesús corrigiendo la idea de ese contexto de que los niños no eran útiles para la sociedad porque no tenían nada que ofrecer. Jesús —siendo su Creador (Col. 1:15–17)— muestra que ellos han sido creados a Su imagen y los usa como ejemplo de con qué actitud debemos de venir a Él. Cuando presentamos a nuestros bebés estamos diciéndoles, “tú necesitas una actitud de arrepentimiento y fe en Jesús para salvación que solo Él te puede dar y a la que tú debes responder”. ¿Pero cómo entenderán si son solo bebes? No importa la edad, nuestro llamado es criar a nuestros hijos en la disciplina e instrucción del Señor (Ef 6:4) y esto lo hacemos al ayudarles a ver esta necesidad del Buen y Amoroso Salvador Jesús. Si su edad no lo permite en ese momento, ¡sin duda será algo que le recordaremos en lo adelante! Y también nosotros lo recordaremos.

De igual manera le comunicamos a la congregación que venir a Dios no es por medio de lo que traemos o podemos hacer, sino confiando en lo que Cristo hizo en la cruz y hace como nuestro intercesor para con el Padre por Sus hijos. La congregación juega un importante papel en la presentación, porque los miembros afirman que tanto los padres como ellos se comprometen a orar, enseñar y guiar a los niños al conocimiento de Dios. La congregación ora por los padres y les envía en Su tarea de discipular a Sus hijos, recordándoles que aunque es su responsabilidad, la iglesia está ahí para animarles, apoyarles y unir fuerzas, dependiendo de la gracia de Dios en Cristo y por medio del Espíritu Santo.

Reconociendo nuestra tarea y a nuestro Dios

El propósito de presentar a los bebés en la iglesia es reconocer quién es Dios como Creador y Señor, y quiénes somos nosotros como recipientes del regalo que son los bebés. Nuestra tarea como padres es apuntar a nuestros hijos desde temprana edad al Salvador y Señor Jesús, y orar por ellos día a día para que Dios les dé Su gracia para que puedan ver la belleza de Cristo por medio del Espíritu Santo. La congregación apoya a los padres para que juntos podamos tomar la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos sobre nuestro Dios y participar en ver a Dios obrando Su obra salvífica en nuestros hijos. Muchos padres tienen ansiedad y temor de cómo guiar a sus hijos al Señor, y como congregación podemos ayudarles a juntos humillarnos bajo la poderosa mano de Dios, echando toda ansiedad sobre Él, y ¿por qué? Porque Él tiene cuidado de nosotros, (1 Ped. 5:6–7).

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando