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Últimamente es mucho lo que se ha hablado y debatido con relación al concepto de lo que es una iglesia, algo que en el pasado era tácitamente sobreentendido. Con esto no queremos decir que los creyentes y líderes de las décadas y siglos anteriores siempre tuvieron clara esta idea, debido a la falta de información o de instrucción. Si eso fue cierto en el pasado, hoy se hace mucho más difícil definir con claridad lo que es una iglesia bíblica, en vista de las múltiples formas que la iglesia ha adoptado en nuestros tiempos.

El término griego ekklesia, de donde proviene el vocablo iglesia, nos sugiere parte de lo que una iglesia debe ser. Ek significa fuera, y klesia viene de la raíz kaleo, que significa llamar. Por tanto, estamos hablando de un grupo de personas que han sido “llamadas fuera”: llamadas por Dios, desde la condición en que se encontraban en el mundo, y separadas para formar parte de una nueva familia, la familia de Dios. Esto ocurre luego que éstas personas han depositado su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, como fruto de la gracia que Dios les ha otorgado. El resultado final es la regeneración del espíritu de la persona, que ahora es una nueva criatura. De manera que lo que define una iglesia no son sus paredes, sino el estado espiritual de las personas que las componen.

Como mencionamos anteriormente, en los últimos años la iglesia de Cristo ha tomado múltiples formas que, en algunos casos, no llenan los requisitos necesarios para poder recibir el calificativo de iglesia, aunque se llamen de esta manera. Esto nos lleva a la pregunta: ¿Cuáles son los requisitos que una iglesia debiera llenar para ser llamada bíblica? En primer lugar, esta iglesia debe predicar fielmente la Palabra de Dios (Jn. 12:49 y Jn. 14:10). Si la Iglesia ha de ser “columna y sostén de la verdad” (1 Timoteo 3:15), entonces esa iglesia tiene que estar fundamentada en esa Palabra. Por tanto, cuando en una iglesia las Escrituras ocupan un segundo lugar, o cuando las interpretaciones de los hombres, los sueños y las visiones de aquellos que predican y enseñan pasan a ser el centro o la fuente de autoridad de las prácticas y creencias de esa iglesia, no estamos hablando de una iglesia que pueda ser considerada bíblica.

Por otro lado, esa iglesia que ha sido fundamentada en la palabra de Dios necesita tener a Cristo como centro, como la piedra angular (Efesios 2:20) sobre la cual se sustenta. No es un accidente que Cristo haya pronunciado estas palabras frente a Pedro “tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18), refiriéndose a Su persona misma.

Una iglesia sustentada por Cristo, y que es columna y sostén de la verdad, va a tener un alto concepto de la santidad de Dios. Por tanto, esa iglesia va a cuidar y a reverenciar Su nombre. Cuando ese nombre es manchado por el pecado de uno de sus miembros, de una manera que compromete la salud espiritual de la iglesia, entonces su liderazgo está en disposición de aplicar el proceso de disciplina de iglesia descrito en Mateo 18:15-20. Esto ocurre en los casos donde la persona ha rehusado arrepentirse, o cuando el pecado ha comprometido públicamente la imagen de nuestro Dios. Esta es una iglesia que se toma en serio la santidad de Dios y la pecaminosidad del hombre, pero a la vez conoce el balance entre la gracia y la verdad.

Pudiéramos decir que esos tres pilares serían suficientes para definir una iglesia como bíblica, y que hay otras cosas que, producto de esos pilares, van a ir mostrándose de una manera o de otra. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a la adoración. La adoración debe ser reverente, ya que se ofrece a un Dios que se ha auto-definido como tres veces santo. Esta adoración podrá ser reverente (Salmos 29:2) independientemente de que se use un estilo de música tradicional o contemporáneo.

Además, es obvio que la Koinonía entre hermanos es un requisito de una iglesia bíblica (Hechos 2:42-47); pero pensamos que eso sería el resultado de una iglesia que entiende lo que es su amor por Dios, y como consecuencia entiende lo que es el amor por el hermano (1 Jn. 4:20).

Esa iglesia bíblica no querrá olvidar lo que Cristo hizo por cada uno de nosotros en la cruz, por lo que procurará la celebración de la mesa del Señor, de la comunión, de una forma regular y periódica (1 Cor. 11:23-30). La frecuencia pudiera ser definida de manera local en cada caso, pero esta iglesia sí cuidará de mantener la santidad de lo que esta mesa representa.

El cuidado de las ovejas por parte del pastor (o los pastores), es algo esencial para una iglesia bíblica (Jn. 21:15-17), porque la iglesia está formada no por 4 paredes, ni por programas o actividades, sino por personas redimidas a precio de sangre. Y si Cristo pagó sangre por ellas, pues es justo y necesario que nosotros, los pastores terrenales, hagamos el máximo esfuerzo por cuidar de aquello que Cristo compró con su propia vida.

Como vemos, podemos reunir a un grupo de personas regularmente, y colocar a una persona de pastor, y llamar iglesia a esa reunión o asamblea. Pero a la luz de la Palabra, una iglesia es mucho mas que formalismo, reuniones o actividades. Una iglesia bíblica honra lo que Dios honra y, como consecuencia, sus miembros exhiben el carácter de Cristo.


Publicado originalmente el 13 de Febrero 2012 para Integridad & Sabiduría.
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