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¿Cómo hacer discípulos fuera de las cuatro paredes de la iglesia?

Hoy coexisten dos enfoques generales del discipulado cristiano: el enfoque tradicional, donde casi todo se realiza al interior de las cuatro paredes de la iglesia, y el contemporáneo, que busca salir y desarrollarse en la vida cotidiana.

El primero, el de la vieja escuela, se encuentra centrado en el edificio de la iglesia. Todo debe realizarse en la ubicación oficial para ser válido: desde las reuniones de adoración, juntas de planeación, momentos de oración, y grupos de crecimiento.

Una de las fortalezas de este enfoque es que las personas se relacionan, identifican y apropian con una ubicación o región. Esto es útil al formar una identidad comunitaria para los cristianos y, también, para la ciudad o vecindario. Con el tiempo, todos saben dónde está, cómo llegar, cuánto tiempo toma llegar, cuánto cobra un taxi, o qué rutas de transporte público necesito utilizar. De esta manera se evitan imprevistos como el tráfico inesperado, personas perdidas en el camino, o inasistencia debida a las dificultades de traslado. Regularmente en este modelo el lugar está adecuado para las actividades necesarias. Se cuenta con el equipo adecuado de audio, los materiales didácticos necesarios, e inclusive los espacios para recibir a los discípulos.

El segundo modelo, uno de popularidad más reciente, se encuentra centrado en las relaciones. Todo debe hacerse en el contexto de una relación significativa para ser válido: debemos conocer la historia de vida de la otra persona, compartir la mesa, conocer a nuestras familias, y ser hospitalarios entre nosotros para entrar en una relación de discipulado.

Este enfoque es beneficioso porque es más probable que el crecimiento en Cristo sea más profundo y real en un ambiente de seguridad, confianza y cotidianeidad entre dos o tres personas que buscan ser auténticos en su relación con Cristo, la iglesia, la familia, y la ciudad. También es más económico. Muchas iglesias que están comenzando, rentan un lugar solo por las horas de tiempo de adoración dominical. En este enfoque lo único que necesitamos es un lugar público como un café o parque, un lugar privado como una casa o un departamento, e inclusive un lugar de transición como el asiento de un automóvil o el carrito de compras de un supermercado.

Entonces, ¿cuál es mejor? La respuesta es ambas. Ambas tienen grandes ventajas y son reflejo de la adoración bíblica. La primera responde al modelo del templo, mientras que la segunda al de la iglesia primitiva. Ambas tienen grandes fortalezas y, por causa de nuestro pecado, también pueden desarrollarse de manera dañina.

Cómo hacer discípulos dentro y fuera de las cuatro paredes

Una iglesia latina o hispana, en especial en contexto urbano, puede sacar mucho provecho de ambos modelos. Considero que no se trata de cuál de los dos, sino qué combinación usar: ¿cómo hacer discípulos fuera y dentro de las cuatro paredes de la iglesia?

Cuando Cristo le dijo a sus discípulos que hicieran más discípulos (Mt. 28:18-20), ellos sabían a qué se refería. Él pasó tres años haciéndolos discípulos: escucharon Sus grandes exposiciones, vieron las señales, compartieron la mesa, oraron juntos y, sobre todo, escucharon una y otra vez el evangelio de salvación.

Dentro del proceso entre Jesús y sus discípulos, ellos se reunieron en sinagogas en las que leyeron y explicaron el Antiguo Testamento de manera pública. Pero también se sentaron a la mesa para hablar del Reino de Dios. Jesús les enseñó cómo hacer discípulos fuera y dentro de cuatro paredes.

El discipulado es una relación expresada en una serie de actividades con el propósito de guiar el crecimiento en Cristo. Esto se puede realizar dentro y fuera de las cuatro paredes de la iglesia.

En el interior de las cuatro paredes, el discipulado muchas veces se da a través de reuniones de oración, donde una persona modela a otros cómo acercarse con un corazón en el evangelio. En el exterior de las paredes de la iglesia, los discípulos comúnmente se hacen a través de abrir las puertas de una casa y modelar la vida centrada en Cristo.

Entonces, ¿cómo mejorar el discipulado dentro de las cuatro paredes? Tres cosas:

  1. Sé intencional. Es fácil perderse de hacer discípulos en medio de una multitud de personas. Es sencillo pasar desapercibido en un grupo de cincuenta jóvenes. Inclusive, es común que pastores y líderes nos engañemos pensando que hacemos discípulos simplemente por abrir el local de la iglesia, saludar a un grupo de personas, y exponer un tema. Todo esto es sano y necesario, pero no es todo. Debemos ser intencionales. Si doy una clase sobre teología debo buscar conocer a mis alumnos, saber sobre su vida, y ayudarles a ver cómo la sana doctrina transforma sus vidas.
  2. Delega. Intentar discipular solo a una congregación promedio es bastante abrumador. Debes delegar, porque aunque Dios es omnisciente, omnipresente y omnipotente, tú no lo eres. Si tienes una audiencia de 200 personas semanalmente, será muy difícil acercarte con todos y buscar una plática casual de profundización. Entrena laicos para que después del servicio de adoración se acerquen a las personas a tener pláticas significativas. De esta manera, la reunión de adoración, más que algo que simplemente se atiende, será una red de relaciones de discipulado.
  3. Ora por nombre. Es muy fácil perder a los individuos en medio de la multitud. Si eres pastor o líder, la mejor práctica para mantener tu enfoque en los individuos es orando por nombre. Ora por ellos y con ellos. Pregunta por necesidades específicas. Si tu congregación es numerosa, utiliza herramientas como una lista de nombres, fotos, correos, etc.

Por el otro lado, ¿cómo mejorar el discipulado fuera de las cuatro paredes?

  1. Recuerda que menos es más. En el discipulado exterior a las cuatro paredes del lugar de adoración puedes ser tentado a querer impactar a más personas de las que puedes. En este modelo de discipulado el objetivo es concentrarte en menos para una mayor profundidad. No es una cuestión de una hora. Es cuestión de una vida. Y el tiempo disponible es limitado: enfócate en pocos para un mayor impacto.
  2. Utiliza la vida. Normalmente programamos las series de sermones por adelantado, o las clases de teología con meses de anticipación. En el discipulado fuera del edificio de la iglesia puedes utilizar la vida: cuáles son las pruebas que las otras personas están pasando, qué mentiras espirituales están creyendo, cómo está obrando Dios en la vida de esas personas. Utiliza la vida de las personas para mostrarles la verdad del evangelio y las implicaciones de este en la vida diaria.
  3. Conecta con la congregación. Uno de los peligros de este modelo es perder el contacto y relación con la totalidad de la congregación local. Mantén la vida de tu grupo pequeño, tu relación de discipulado, o reuniones de comunidad en contacto y sintonía con la vida de la iglesia local: participen juntos de las actividades de servicio, adoración o estudio, comparte las noticias y eventos importantes en cada ocasión, e inclusive comenten el sermón dominical y las implicaciones de este en la vida diaria.

¿Cómo hacer discípulos fuera? Igual que adentro: al estilo de Jesús.

Crédito de imagen: Lightstock.
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