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El servicio de domingo se terminó y, Dios mediante, todo anduvo bien. El nombre de Dios fue glorificado, la congregación fue edificada, y los inconversos fueron retados con el evangelio. Toda la labor de una semana entera ha llegado a su cumbre. Pero una nueva semana empieza y junto con esta nueva semana también inicia la preparación para un nuevo servicio dominical.

Para muchos ministros de música, que son responsables por la preparación del servicio, este proceso empieza con una hoja en blanco y una pantalla de computadora vacía. Desafortunadamente, muy a menudo canciones y otros elementos del servicio dominical son escogidos en base a lo que suena bien. Pero, aunque sonar bien debe ser uno de los objetivos del ministro de música (Sal. 33:3), no debe ser la fuente de inspiración para la programación de un servicio.

La revelación divina y la adoración

A través de la Biblia uno puede percibir que la revelación de Dios siempre es el eje de toda experiencia de adoración. Cuando Moisés encuentra al ángel del Señor en la zarza (Éx. 3), o cuando Isaías ve al Señor en su trono (Is. 6) inmediatamente ellos le entregan a Dios toda su devoción. Cuando el pueblo de Israel regresa del exilio en Babilonia y escucha a Esdras el escriba leer la Palabra de Dios, ellos lloran, se emocionan, y se comprometen a abandonar sus pecados (Ne. 8-9). Cuando Tomás encuentra al Cristo resucitado, él exclama, “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn. 20:28) Cuando los ancianos ven al Cordero en el libro de Apocalipsis, ellos se postran y le adoran (Ap. 5).

Por lo tanto, si la adoración es la respuesta a la revelación de divina, la adoración del pueblo de Dios debe ser guiada e inspirada por la revelación de Dios en Su Palabra. La Palabra de Dios debe ser el punto de inicio para el ministro de música en la preparación del servicio.

De regreso al texto y al evangelio

Nosotros en Clifton Baptist Church buscamos planear el servicio dominical de tal manera que la revelación de Dios sea evidente tanto a través de la presentación del evangelio como en la proclamación de la Palabra. Por lo tanto, todas las semanas nosotros tenemos dos historias que colaboran una con la otra en mente mientras preparamos el servicio: el evangelio y el texto a ser predicado.

Por ejemplo, como la revelación de Dios es el paso inicial para la respuesta de la adoración, nosotros buscamos empezar el servicio con canciones o lecturas bíblicas que hablen de Dios, que exalten a Dios (Padre, Hijo, y Espíritu). Siguiendo la revelación de Dios, buscamos enfatizar la respuesta humana. La grandeza y la santidad de Dios nos recuerda de nuestra pequeñez y pecaminosidad. Generalmente escogemos canciones o lecturas bíblicas que confiesen el pecado y hablen claramente de nuestra necesidad de la cruz y la sangre de Cristo. Pero nosotros sabemos que “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Jn 1:9). Por lo tanto siempre seguimos nuestra confesión con canciones o lecturas que afirmen que Dios perdona y restaura el pecador.

Además de la trayectoria del evangelio presentada arriba, nosotros también buscamos adaptar los elementos del servicio al texto a ser predicado. Desde el principio del servicio buscamos escoger letras relacionadas al texto de la predicación y que traten temas que serán desarrolladas por el predicador. Muchas veces el texto nos lleva a escoger canciones que comisionen la iglesia a caminar en fe de acuerdo con los desafíos presentados por el pastor.

¿Cómo implementar esto?

Para implementar esta metodología en tu iglesia, primeramente, debes empezar escudriñando la Palabra de Dios. El ministro de música responsable de programar el servicio debe manejar bien la Biblia. Yo busco empezar la semana estudiando, meditando, y orando por entendimiento acerca del texto que será predicado esta semana. Muy frecuentemente el predicador y yo nos comunicamos hasta que yo entienda hasta dónde él pretende llegar con su predicación. Si su pastor no acostumbra prepararse temprano, anímele que te dé por lo menos el texto y el titulo para su predicación.

Una vez entiendas el texto y tengas una buena idea de lo que tu pastor pretende hacer, es hora de escoger los elementos del servicio. Si ya tienes un buen repertorio de canciones con letras bíblicas y claras en el evangelio, puedes escoger canciones de acuerdo al texto del servicio. Muchas veces yo uso búsquedas sencillas en mi computadora para encontrar letras relacionadas a la predicación. Si no tienes un buen repertorio, gracias a Dios hoy tenemos muy buenos ministerios que están componiendo canciones excelente en español como la música de La IBI y Sovereign Grace Music, entre tantos otros. También puedes familiarizarte con muchos de los himnos tradicionales; muchos de ellos tienen muy buena teología.

Finalmente, una vez que tengas el servicio planeado, dedica tiempo a orar, suplicándole a Dios que se revele en el medio de la alabanza de Su pueblo. Que a través de todos los elementos del servicio los creyentes sean edificados, los inconversos crean, y que Dios sea glorificado.

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