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Nota del editor: El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa: Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.


Me encanta esta pregunta de un oyente del podcast llamado Lauren: “Pastor John, ¿Cómo puedo aprovechar al máximo mi lectura de la Biblia en los libros del Antiguo Testamento que no parecen tener conexión obvia con Cristo, ni tener ninguna aplicación a mi vida? ¡Justo ahora estoy esforzándome por leer Números! A menudo me pregunto cuál es el propósito de Dios al dar tanto detalle acerca de ciertas ofrendas, fiestas, y leyes. Ya que estoy leyendo libros como este, ¿Qué puedo aprender y cómo puedo crecer a través de estos libros?”

Bueno, Lauren, justo ahora, yo también estoy leyendo Números. Y he sentido algo de tu frustración, e intuyo que la mayoría de nosotros la hemos sentido si somos honestos, ¿cierto? La respuesta al problema tiene muchas capas y muchas partes. Se podrían escribir libros completos acerca de las glorias del Levítico, Éxodo, Deuteronomio, y acerca de las partes de la Biblia que nos parecen confusas. Pero en lugar de ni siquiera entrar en alguna de esas capas acerca de la utilidad de Números, quiero sembrar una semilla en la mente de Lauren que puede que lleve más fruto a este respecto que las cuestiones específicas acerca de cómo uno puede beneficiarse de un libro del Antiguo Testamento en particular. Podemos volver a ese tema más tarde, pero esto es lo que tengo en mente.

La idea principal que quiero sugerir es que la Biblia, con todas sus partes extrañas y maravillosas, está diseñada por Dios, inspirada por Dios, armada por Dios, no solo para la cultura occidental del siglo XXI, sino para miles de culturas a lo largo del mundo, repartidas a lo largo de miles de años en esos siglos, y todas esas culturas son diferentes en gran manera. ¡Qué reto! ¡Qué reto para Dios armar un libro que funcione de esa forma!

Si fueras Dios, ¿cómo crearías un libro que fuese útil en todas las culturas y en todos los siglos del mundo? Y no nos equivoquemos. Pablo dice: “Toda Escritura…es útil para enseñar…a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). Y no se refería solamente a mí, en mi pequeña y particular localidad y tiempo cultural. No se refería solamente a nosotros.

Así que, ya puedes ver lo que sugiero. Puede ser que la forma en que el libro de Números u otra parte fue escrita es exactamente lo que capturaría la imaginación de alguna otra cultura y tiempo aparte del nuestro. Esta es la forma en que lo escribió John Owen. Saqué esta cita de un libro que acabo de escribir, porque me encanta pensar en cómo se leía la Biblia esos días. Esto es lo que dijo Owen:

Al escribir y componer las Santas Escrituras, el Espíritu de Dios tuvo respeto de los diferentes estados y condiciones de la iglesia. No fue dada para el uso de una edad o época solamente, sino para todas las generaciones, para ser una guía en la fe y obediencia desde el principio del mundo hasta el final del mismo… El objetivo principal de las Escrituras…es engendrar en la mente de los hombres fe, temor, obediencia y reverencia a Dios, hacerlos santos y justos… Para este fin cada verdad está dispuesta en las Escrituras como debería estarlo… [En las profundidades y] aguas poco profundas de este río de Dios, el cordero puede vadear y el elefante puede nadar. (The Works of John Owen, 4:193)

Batallo mucho en imaginar a John Owen hablando de elefantes, pero ahí está. Así que el asunto es que no somos los únicos para quienes Dios inspiró la Biblia. Existen miles de culturas, miles de años además del nuestro, y en cada cultura hay corderos y elefantes. En cada una de estas culturas, alguien necesita las cosas más simples y otros necesitan el desafío de las estructuras más complejas, y Dios busca glorificarse de ambas maneras.

Permite que te dé un ejemplo, que me ayudó mucho cuando escuché de esto por primera vez hace años. Lo cuenta Lynette Oaks en el libro Hidden People: How a Remote New Guinea Culture Was Brought Back from the Brink of Extinction (Pueblos ocultos: Cómo una cultura remota de Nueva Guinea fue recuperada del borde de la extinción). Jess y Jennie Oaks fueron a un grupo de personas en Papua, Nueva Guinea, al pueblo binumaro en 1970, y comenzaron a traducir la Biblia.

[Pequeña nota al margen: Este pueblo solo tenía 111 personas —devastadas tras algún tipo de enfermedad— después de haber tenido 3,000 personas. Escogieron el grupo de gente más pequeño que pudieron encontrar para mostrar que Dios se preocupa por los que son menos. Estoy impresionado].

Y dedicaron un año tras otro de sus vidas a traducir la Biblia al lenguaje binumaro. Hubo un punto en el proceso de traducción en el que el ayudante se emocionó mucho. Sucedió cuando estaban traduciendo la genealogía de los 17 primeros versículos de Mateo, la genealogía de Jesús que va desde Jesús hasta Abraham.

Él dijo: Tenemos que reunir a los líderes y leerles esto esta noche. Y Jess no sabía a qué se debía. Pero cuando se reunieron y comenzaron a leerlo, el lugar quedó silencioso como una piedra. Se reunieron alrededor. Miraron el trozo de papel, y él primero se asustó, y luego, cuando terminaron de leerlo, el líder dijo: “¿Por qué no compartieron esto antes con nosotros? Nadie se molesta en escribir los ancestros de los entes espirituales. Solo la gente real registra sus genealogías. Jesús debe ser una persona real. Jesús debe haber sido un hombre real sobre la tierra. No es solo magia del hombre blanco. Entonces, lo que la misión nos enseñó, es real”.

Escalofríos recorrieron mi espalda, como, ¡uch! Quiero decir, ¿Por qué he leído eso 100 veces y nunca pensé: “Hay una cultura en algún lugar que va a escuchar esta genealogía, que yo encuentro tan tediosa y tan irrelevante para mi vida, y va a decir: ¡Guau, Él es real!”?

Por tanto, el punto es que va a haber partes de la Biblia que yo, un tipo blanco de clase media del siglo XXI, va a tener dificultades para encontrarles relevancia de algún tipo, o algún eco de mis actuales preocupaciones. Cuando eso sucede, no pienso que deba descuidar ninguna parte de la Biblia. Pienso que debo ser paciente y buscarlas todas. Pero oh, ¡Hay que respetar la sabiduría de Dios en lo que ha puesto en este libro para los miles de culturas y miles de años! ¡Qué gran libro tenemos! ¡Qué libro más sabio tenemos! Todos los corderos, todos los elefantes van a nadar en él, y va a ser perfecto para alguien en algún lugar.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Manuel Bento.
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