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Ya había estado trabajando en este artículo cuando recibí este correo electrónico de Ethan:

“Durante el último año, he luchado con la idea de tocar ‘buenas canciones’ (obviamente hay espacio para la definición de algunos términos ahí…) de ministerios cuestionables. Al tocar sus canciones, ¿estoy abogando a favor de su ministerio? Al tocar sus canciones, ¿estoy necesariamente dirigiendo mi congregación hacia su iglesia (es decir, cuando la información de los derechos de autor que aparece al final de la canción)?”.

Contesté de una forma sencilla a una versión de esta pregunta cuando escribí “¿Importa quién escribe las canciones que cantamos?”. Desde entonces, me han hecho la pregunta tantas veces que he tratado de refinar mi forma de pensar sobre este tema.

¿Qué hace que la fuente de la canción sea “cuestionable”?

Las canciones pueden ser de fuentes “cuestionables” en al menos tres maneras:

  1. Cuando recientemente ha salido a la luz pública que el compositor de una canción está viviendo o ha estado viviendo en pecado sin arrepentirse.
  2. Cuando un compositor es parte de una denominación que enseña lo que se considera una distorsión del evangelio.
  3. Cuando la canción nace de una iglesia o ministerio que cuya teología o práctica es antibíblica.

Curiosamente, he visitado sitios web y blogs que ven al ministerio que dirijo (Sovereign Grace Music) como una de esas “fuentes cuestionables”, usualmente porque somos continuacionistas, reformados, o porque usamos estilos de música contemporánea.

Así que, cualquiera que sean tus razones para cuestionar los orígenes de una canción, aquí hay algunos puntos a considerar.

Primero lo primero

Permíteme comenzar con algunas observaciones generales.

En primer lugar, descartar esta conversación como irrelevante, insignificante o innecesaria (por ejemplo, “¿quién eres tú para cuestionar mi sinceridad?”), falla en apreciar las profundas y diversas maneras en que las canciones afectan nuestros pensamientos y emociones. También minimiza la importancia que la Escritura le da al cantar (Ef. 5:18-20; Col. 3:16-17). Decir, “no importa quién escribe las canciones que cantamos”, no es útil, ya que le importa a mucha gente. De hecho, esta es la pregunta que me hacen con más frecuencia. Por mucho.

En segundo lugar, el ejercicio del discernimiento no es lo mismo que el pecado de juicio. Nuestra cultura con frecuencia equipara erróneamente el desacuerdo con el desdén e insiste en que hacer distinciones es ser condescendiente. Sin embargo, Dios nos dice en la Escritura que juzguemos correctamente, distingamos entre aquellos que deben escuchar nuestro mensaje y aquellos que no, discernamos quien es necio, evitemos a las personas que causan divisiones y sepamos la diferencia entre ovejas y lobos vestidos de ovejas (Jn. 7:24; Mt. 7:6; Pro. 13,20; Rom. 16:17; Mt. 7:15).

En tercer lugar, cantar una canción de una fuente cuestionable no significa que tu iglesia está corriendo por un camino de hejería, mundanalidad, o pecado. Queremos evitar “demonizar” canciones o compositores, como esperando que el mismo Satanás sea desatado en nuestra congregación si cantamos esa canción. Dios puede traer canciones bíblicamente fieles de una variedad de fuentes y puede trabajar a través de ellas, a pesar de sus orígenes.

En cuarto lugar, elegir no usar canciones de una iglesia, ministerio, o individuo en particular no nos da el derecho de criticar de forma unilateral todo lo asociado con esas canciones o aquellas iglesias que las cantan. La selección de canciones debería ser el resultado de decisiones pastorales realizadas en el contexto de una iglesia local. Dios a menudo ha glorificado su nombre y ha obrado en la vida de las personas a través de canciones de cuyos orígenes podemos sospechar o estar en desacuerdo. Jesús es demasiado grande, glorioso, y generoso para darle las mejores canciones solo a personas que se parecen y piensan exactamente como nosotros.

En quinto lugar, no estoy tratando de señalar ministerios o personas por nombre ni tampoco estoy estableciendo reglas universales que todo mundo debe seguir. Estoy sugiriendo maneras de pensar bíblicamente acerca de estos asuntos para servir a las iglesias locales y honrar a Dios.

Ideas a considerar

Con estas salvedades, aquí hay algunos pensamientos sobre usar canciones de fuentes cuestionables.

1. La edificación involucra minimizar las distracciones. 1 Corintios 14 es claro al hablar de que cuando nos reunimos como iglesia Dios quiere que hagamos aquello que edifica, o fortalece, a quienes están a nuestro alrededor (1 Cor. 14:1,3,5,12,17,26). La edificación mutua glorifica a Dios. Si ministro con una canción que tienta a gran parte de la congregación a que se distraiga por los pecados de la persona que la escribió o por la teología del ministerio del que se origina, eso no es edificante. Así que si un compositor/artista anuncia públicamente que están viviendo en pecado sin arrepentirse o se ha descubierto que así ha sido, podría ser conveniente dejar de cantar sus canciones por un tiempo. Sí, Dios es clemente y todos somos gente imperfecta, pero Él nos llama a llevar vidas santas (Heb. 12:14; Tito 2: 11-12). Y si eliminar de tu repertorio las canciones de un artista o iglesia por un tiempo te deja solo con un puñado de canciones, es una gran oportunidad para empezar a usar más fuentes.

2. Elige canciones para enseñar teología, no solo para evitar la herejía. En la conferencia reciente de “Together for the Gospel”, Al Mohler nos animó a aspirar a un estándar más alto que simplemente “evitar la herejía” en nuestras canciones. Nuestra música debería ayudar a las personas a pensar y a actuar según la Biblia. Una canción de una fuente cuestionable podría parecer “bastante buena”, pero eso es un estándar bajo. Las prácticas, los énfasis o las enseñanzas de las iglesias a menudo se reflejan en las canciones que surgen de ellas. Si tu iglesia canta 4-5 canciones cada semana, eso es solo 200-250 canciones en un año, y muchas de ellas se repiten. Elige sabiamente.

3. Usar solo una canción de un ministerio/compositor también hace una declaración. Cuando un ministerio saca docenas, sino es que centenares, de canciones, y solo usas una o dos de ellas, estás comunicando intencionalidad. Estás diciendo que has elegido esta canción por su contenido y no por sus asociaciones. Estás expresando agradecimiento por cualquier canción sólida y fiel bíblicamente que permite que la Palabra de Cristo more ricamente en las personas.

4. Desarrolla una cultura que valora el contenido de las letras por encima de una marca. Los líderes a menudo se preocupan de que cantar una canción llevará a la gente en su congregación a YouTube o un sitio web para escuchar más canciones de ese ministerio/persona. Pero si la gente en tu iglesia sabe que eliges las canciones basadas en su teología y no por su popularidad, eso no será un problema grave. Cantar una canción por un artista o un ministerio no significa necesariamente que apruebas todo acerca de ellos, de la misma manera que usar una frase de un escritor con el que estás en desacuerdo no significa que endosas toda su perspectiva teológica.

5. Incorpora más canciones viejas en tu repertorio. Podemos minimizar el problema de quién escribe nuestras canciones al cantar canciones que han resistido la prueba del tiempo y se conocen más por su contenido que por sus compositores. Hacia el final de su vida, Horatio Spafford había llegado a negar el infierno, afirmar el purgatorio y enseñar el universalismo. Sin embargo, Dios ha usado su canción “Estoy bien” para animar a cientos de miles de cristianos en medio del sufrimiento. Lo mismo se puede decir de William Cowper, autor de “Dios se mueve de maneras misteriosas”, quien sufrió ataques severos de depresión y trató de suicidarse al menos tres veces. Dado que los compositores ya no están vivos, las canciones más antiguas no corren el riesgo de volverse repentinamente cuestionables.

En pocas palabras, si encuentras una canción que comunica la verdad bíblica en una manera hermosa, cantable, y sin concesiones, y tu congregación está entrenada a valorar la verdad por encima de la popularidad, es probable que estés en condiciones de beneficiarte de ella. Si no estás seguro, tienes un montón de otras canciones para elegir.


Publicado originalmente en Worship Matters. Traducido por Luis Luna.
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