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Eric Metaxas. Bonhoeffer: Pastor, mártir, profeta, espía.

No mentiré diciendo que “Bonhoeffer” de Eric Metaxas es un libro fácil de leer. El completarlo me tomó poco más de un mes, y tiene más de 500 páginas, todas llenas con sustanciosa información. Los nombres alemanes son fáciles de confundir, y hay muchos aspectos históricos y sociales para tomar en cuenta. A pesar de todo eso, exhorto sobremanera a cualquiera que esté leyendo estas líneas a adquirir un ejemplar y leerlo con pluma en mano.

Dietrich Bonhoeffer fue un pastor y teólogo alemán que murió a los 39 años de edad por conspirar en contra del gobierno Nazi, dos semanas antes de que los Aliados liberaran a muchos prisioneros de los campos de concentración en que estaban confinados. Eric Metaxas hace un excelente trabajo documentando y dándole contexto a la vida de Bonhoeffer, para presentárnosla de la manera más completa posible.

Bonhoeffer: Pastor, mártir, profeta, espía

Bonhoeffer: Pastor, mártir, profeta, espía

Grupo Nelson. 624 pp.
Grupo Nelson. 624 pp.

Lo que podemos aprender de un libro biográfico es increíble. Además de presentarnos la vida de un hombre que busca con todo su ser honrar al Creador, podemos darnos cuenta del contexto que vivía la iglesia en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Si leemos con atención, nos llevará a reflexionar y a trazar paralelos con la situación actual del Cuerpo de Cristo. Si leemos con intención, veremos paralelos con nuestras vidas en el papel.

Podemos criticar la incredulidad del pueblo de Israel, la infidelidad y el temor al hombre de muchos de los pastores alemanes del Tercer Reich, pero la realidad es que las luchas de la iglesia son las mismas el día de hoy. Parece que no aprendemos nada de la historia. Por esto mismo debemos conocerla, porque los cristianos que sí estén dispuestos a aprender de ella y de ser transformados por Dios –que es el mismo entonces que ahora– son los que se levantarán y cumplirán el propósito que Dios tiene para la iglesia de este tiempo.

Con respecto a la persona de Bonhoeffer, fue un hombre digno de admiración en muchos sentidos. Su denuedo. Su sensibilidad de detectar el peligro inminente. Su valentía al no callar. Estas son cualidades que le pido a Dios también me otorgue. Admiré también su odio por cualquier forma de ocio y de charla sin propósito… ¡cuánto nos hace falta un poco de eso!

Quiero destacar que debemos leer este libro (y cualquier otro) con un ojo crítico y atento. No para despreciar sus enseñanzas, sino para ser sensibles a que Dietrich Bonhoeffer era una persona como tú y como yo. Solemos admirar tanto a ciertos personajes que abrazamos como verdad cualquiera de sus dichos sin analizarlos, y eso no debe suceder. En este libro encontrarás temáticas como el ecumenismo y la posición de un cristiano frente a la guerra y a la violencia. Abórdalos con discernimiento. Te invito a no evitar temas incómodos o controversiales, ni a llegar a conclusiones solo en base a prejuicios y a ideas preconcebidas. Te invito a leerlos atentamente y fortalecer tu postura hacia ellos con ayuda de la Palabra y el Espíritu Santo.

“Para Dietrich, el teólogo, albergar un prejuicio a favor del luteranismo, el protestantismo o incluso el cristianismo era algo que no estaba bien. Uno debía considerar todas las posibilidades y evitar predisponerse a aquello a lo que todo ello conduciría. Durante su vida, aplicó su actitud crítica y ‘científica’ a todas las cuestiones de fe y teología” (54).

Nos gustan nuestras formas de hacer las cosas. Es más fácil, porque así nos enseñaron. Evitamos cualquier argumento que se oponga a nuestras posturas. Pero no entendemos que eso en realidad es solo ignorancia. Analizar y meditar en la fe no la debilita, la fortalece. Por algo tenemos apologética.

Que tantas páginas e información no te intimiden. Te aseguro que leer esta biografía te resultará de mucho provecho. Necesitamos más personas como Bonhoeffer en nuestras congregaciones: aquellos que no temen pensar, escudriñar la Escritura y compartir la verdad. Ruego que la vida de personas como el pastor Dietrich inspiren a muchas otras a seguir con el trabajo que debemos hacer, porque si ellos dieron su vida por mantener la unidad y la integridad de la iglesia, no se espera nada menos de nosotros.

 

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