¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

El pecado original tiene que ver con la condición caída de la naturaleza humana. Jonathan Edwards escribió un tratado excelente con respecto al pecado original. No solo se dedicó a una voluminosa exposición acerca de lo que la Biblia enseña sobre el carácter caído del hombre y su propensión a la maldad, sino que realizó un estudio desde una perspectiva secular, racional que respondía a la filosofía que se había propagado en esos días:

“Todas las personas nacen inocentes, en un estado de neutralidad moral en la cual no tienen ninguna predilección ni hacia el bien ni hacia el mal. Es la sociedad la que corrompe esta inocencia nativa, por así decir. Al estar expuestos a una conducta pecaminosa a nuestro alrededor, nuestra inocencia normal y neutral es erosionada por la influencia de la sociedad”.

Pero esto demanda una pregunta, ¿cómo fue que la sociedad llegó a corromperse en primer lugar? La sociedad son personas. ¿Por qué son tantas las personas que han pecado? Que nadie es perfecto es casi un axioma en nuestra cultura. Y Edwards hacía preguntas como: ¿por qué no? Si todos han nacido en un estado de neutralidad moral es de esperarse, estadísticamente hablando, que aproximadamente el 50 por ciento de esas personas creciera sin nunca pecar. Pero esto no es lo que encontramos. En todos lados encontramos a seres humanos actuando en contra de los preceptos morales y estándares del Nuevo Testamento. De hecho, cualquiera sean los estándares morales de la cultura en la que viven, nadie los mantiene de forma perfecta. Incluso el honor que se establece entre los ladrones es transgredido por ladrones. No importa qué tan bajo sea el nivel moral de una sociedad dada, la gente lo rompe.

Así que hay algo indudable acerca de la condición caída de nuestro carácter humano: todas las personas pecan.

La doctrina del pecado original enseña que las personas pecan porque somos pecadores. No es que somos pecadores porque pecamos, más bien que pecamos porque somos pecadores; así es desde la caída del hombre, hemos heredado una condición corrupta de pecado. Ahora tenemos una naturaleza pecaminosa. El Nuevo Testamento dice que nos encontramos bajo pecado; tenemos una disposición hacia la maldad, así que todos, de hecho, cometemos pecados porque es nuestra naturaleza el cometer pecados. Pero esta no es la naturaleza originalmente dada a nosotros por Dios. Originalmente éramos inocentes, pero ahora la carrera se ha desplomado hacia un estado de corrupción.


Publicado originalmente en Ligonier. Traducido por Martín Rodrigo Preiti
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando