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Nota del editor: 

Este es el octavo artículo en una serie de 12 súplicas a los predicadores de la prosperidad. Los artículos fueron publicados originalmente en el libro de John Piper, ¡Alégrense las naciones!. Lee el anterior aquí.

Lo que falta en la mayoría de la predicación de prosperidad es el hecho que el Nuevo Testamento enfatiza la necesidad del sufrimiento mucho más que la noción de la prosperidad material.

Jesucristo dijo, “Acuérdense de la palabra que Yo les dije: ‘Un siervo no es mayor que su señor.’ Si Me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también guardarán la de ustedes.” (Jn. 15:20). Otra vez, Él dijo, “Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!” (Mt. 10:25)

Pablo les recordó a los nuevos creyentes durante sus viajes misioneros, “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14:22). Y él dijo a los creyentes en Roma que sus sufrimientos eran una parte necesaria del camino a la herencia eterna:

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El. Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”. (Ro. 8:16-18)

Pedro también dijo que el sufrimiento es el camino normal a la bendición eterna de Dios.

“Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría. Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por ustedes es glorificado”. (1 P. 4:12-14)

El sufrimiento es el costo normal de la piedad. “Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.” (2 Ti. 3:12). Me doy cuenta que estas palabras acerca del sufrimiento incluyen el sufrimiento más general como parte de la caída (Ro. 8:18-25) y el sufrimiento específico debido a las hostilidades humanas. Pero cuando se trata de los propósitos de Dios en cuanto a nuestro sufrimiento, no hay mucha diferencia significativa.

Los predicadores de prosperidad deben incluir en sus mensajes mucha enseñanza sobre lo que Jesucristo y los apóstoles dijeron acerca de la necesidad del sufrimiento. Llegará a nuestras vidas, dijo Pablo (Hch. 14:22), y dañamos a los discípulos jóvenes si nos les decimos desde temprano. Cristo mismo lo dijo antes de la conversión para que los creyentes potenciales pudieran contar el costo: “Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo” (Lc. 14:33).


Publicado originalmente para Desiring God.
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