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Nota del editor: 

Este es el tercer artículo en una serie de 12 súplicas a los predicadores de la prosperidad. Los artículos fueron publicados originalmente en el libro de John Piper, ¡Alégrense las naciones!. Lee el anterior aquí.

Jesucristo advierte contra el esfuerzo de guardar tesoros en la tierra; es decir, nos anima a ser dadores, no guardadores. “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban” (Mt. 6:19-20).

Sí, todos guardamos algo. Jesucristo presupone eso. Él no espera, salvo en casos extremos, que nuestro ofrendar implique que ya no seremos capaces de dar más. Podrá haber un momento en el cual daremos la vida por alguien y no seremos capaces de dar más. Pero generalmente Jesucristo espera que vivamos de tal manera que haya un patrón continuo de trabajo y ganancia, vida sencilla y ofrenda consistente.

Pero dada la tendencia natural hacia la avaricia en todos nosotros, Jesucristo siente la necesidad de advertir contra el “guardar tesoros en la tierra”. Parece ser ganancia, pero solo lleva a la pérdida (“la polilla y el orín corrompen, y los ladrones minan y hurtan”). Mi súplica es que esta advertencia de Jesucristo pueda encontrar un eco fuerte en las bocas de los predicadores de prosperidad.


Publicado originalmente en Desiring God.
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