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Hoy proliferan los artículos: cualquiera puede tener un blog de manera gratuita, escribir y publicar en minutos, y esa información puede cruzar las fronteras de todo el mundo. Es importante prestar atención a ciertas tendencias, por lo que queremos ayudarte a meditar con aquello que hemos aprendido en el (relativamente corto) tiempo que llevamos como escritores y lectores online, orando esto sea de bendición y contribuya a la comunidad online hispanohablante.

1. Un artículo no es una materia completa

“¡Pero eso es poca información para tratar tal tema!”. Así muchos pueden pensar al terminar de leer un artículo de unas 1000 palabras sobre un tema tan complejo como la segunda venida de Cristo o los dones del Espíritu Santo. La verdad es que un artículo es un artículo: no debemos esperar que en tan pocas palabras se dé una cátedra académica sobre un tópico particular.

Si crees que los artículos que lees en internet te dejan “con ganas de más”, ¡qué bueno! Es un buen momento para que agarres tu Biblia o busques conseguir un libro que trate sobre ese tema. El artículo habrá logrado su fin. Internet es un mundo de información donde puedes hallar excelentes recursos en video, audio y hasta seminarios online para estudiar aún más. No le pidas a un artículo más de lo que está diseñado para darte.

“¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!”, Romanos 11:33

2. Si tu crítica tiene fundamento, procura expresarla bien

Leíste un artículo en Internet con el que estás en desacuerdo y tu crítica está bien fundamentada. Hasta aquí todo bien. El problema de muchos es que, aunque tienen razón en sus argumentos al criticar lo que está mal, cometen errores tales como:

  • Criticar de una forma que no es entendible y cordial.
  • Criticar atacando a personas en vez de sus argumentos.
  • Criticar en realidad con el motivo de jactarse de tener la razón y no con la intención de servir.

Necesitamos orar a Dios para que nos enseñe a evitar errores así y nos guíe a expresarnos con sabiduría. Sin duda, un ministerio que quiere agradar al Señor va a recibir las críticas hechas por amor a Su nombre, pero puede que ignore aquellas que sean por amor a tu nombre.

“Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona”, Colosenses 4:6.

3. El prejuicio es pecado, el juicio justo es bueno

Juzgar algo es bueno, todo el tiempo lo hacemos: juzgamos cuál es el mejor camino para ir a tal o cual lugar, juzgamos entre dos productos al compararlos y ver todas sus especificaciones, entre otras cosas. Pero siempre hemos oído ese viejo refrán: “¡No juzgues un libro por su portada”. Esto tiene mucha verdad.

Más de una vez me llevé la gran sorpresa de que ese libro por el cual no daba un centavo resultó ser usado por Dios para transformar mi vida, y literalmente eso me pasó cuando compré un libro en una feria de cosas usadas por unas pocas monedas. Resultó ser “El secreto espiritual de Hudson Taylor” (un misionero grandemente usado por Dios en China) y doy gloria a Dios por ese libro.

Cuando veas un artículo en internet y rápidamente leas el título y la descripción, ¡no lo juzgues! no lo pases por alto simplemente porque no te ha gustado el título o ya crees que sabes adonde se dirige. Entra, léelo y luego júzgalo con un juicio justo, porque ya lo has leído y sabes de qué se trata.

“El que responde antes de escuchar, Cosecha necedad y vergüenza”, Proverbios 18:13.

4. Recuerda que una reseña es solo una reseña, no un manifiesto

Es fácil notar que la mayoría de la gente que critica injustamente una reseña hecha por un medio de sana doctrina no entiende lo que no es una reseña. Es necesario que recuerdes que:

  • No debes esperar que una reseña de algo, como un disco de un cantante que no esté caminando en la sana doctrina, por ejemplo, sea un ataque personal a ese cantante, a toda su teología, o a todos sus discos anteriores, en vez de una evaluación del disco en específico.
  • Solo porque un medio apruebe algo, como un libro por ejemplo, o no es tan severo en su reseña del mismo, no significa que el medio aprueba todo lo que enseña el autor de ese libro en todas las otras cosas que ha producido.
  • Lo mismo ocurre al revés: el que una reseña rechace algo no quiere que decir que rechaza todo lo que el creador de ese algo ha hecho antes.

Una reseña es solo una reseña. Sirve generalmente para saber qué podemos esperar de algo, pero no confundas eso con otra clase de artículo. Creo que si más cristianos entendieran eso a la hora de leer reseñas y comentar sobre ellas, habría menos discusiones innecesarias.

“La balanza falsa es abominación al SEÑOR, Pero el peso cabal es Su deleite”, Proverbios 11:11.

5. Ejerce discernimiento en todo lo que lees en internet

Como cristianos buscamos glorificar a Dios en todas las cosas, incluso cuando leemos artículos en internet. Nuestra máxima autoridad es la Palabra de Dios, y debemos ser fieles a ella en toda nuestra manera de vivir. Entonces, ¿qué tan importante es que filtres todo el contenido que lees a través de ella? Muy importante.

Vivimos en un mundo minado de falsas enseñanzas que están al acecho por todos lados, ¡cuánto más por la masiva banda ancha de fibra óptica! Cuida tu vida espiritual filtrando todo lo que lees por el filtro de las Escrituras. Aun los mejores contribuyentes de los mejores sitios cristianos no están exentos del error, y debes cuidarte de no aceptar todo lo que leas porque el autor te cae bien, es muy conocido o estás de acuerdo con su punto de vista.

“Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación”, Salmo 119:99

6. Que tu principal fuente de alimento espiritual no sean artículos.

En Cristiano Generación Facebook, entre algunos consejos que doy, comparto lo siguiente:

“Si tu principal fuente de alimento espiritual son versículos, frases cristianas e imágenes inspiradoras en Facebook, apaga tu computadora, Tablet o Smartphone y ponte a leer la Biblia. Cuanto más lo hagas, más pensarás ‘¿Por qué rayos no leía la Biblia antes? ¡Cuánto quisiera haberlo hecho!'”.

¡Lo mismo se aplica con artículos cristianos en Internet!

Muchos artículos de sana doctrina nos ayudan a entender mejor muchas cosas y nos ofrecen nuevas perspectivas Cristocéntricas sobre diversos asuntos. Agradezco a Dios por lo excelente y edificante que hay en Internet. Sin embargo, cuidémonos de no pasar más tiempo leyendo artículos que leyendo la Palabra de Dios.

Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación”, 1 Pedro 2:2.

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