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Solía ​​nunca molestarme con ilustraciones para sermones porque creía en mito número uno. Pensaba que el propósito de las ilustraciones era ayudar a explicar el pasaje que estaba predicando. Pensaba que si hacía un buen trabajo enseñando el texto, podría evitar el trabajo de elaborar conexiones con la actualidad. Esto resultó en sermones cargados de explicación, flojos en su aplicación, y sin ninguna ilustración.

Mi perspectiva dio un giro de 180 grados después de escuchar las conferencias de Bryan Chapell acerca de la predicación centrada en Cristo. Él afirma que las ilustraciones no son tanto para la cabeza, sino para el corazón. Su principal trabajo no es explicar, sino motivar.

En ese momento me quedó claro que el predicador tiene que conectar la emoción con la cognición para llevar a la acción. No hay movimiento sin emoción.

Ya no tenía una excusa para descuidar el trabajo de aplicar pinceladas audibles en los lienzos mentales.

Diversas ilustraciones para diversos propósitos

Una de las razones por las que descuidé las ilustraciones durante tanto tiempo fue que yo estaba operando con una definición estrecha. Yo pensaba que las ilustraciones estaban limitadas a historias que resaltaran el punto del sermón. Pero no pasó mucho tiempo en mis esfuerzos por mejorar mis ilustraciones antes de darme cuenta que no son “una talla para todos”.

Mientras que un niño de cuarto grado puede arreglárselas con cualquier pincel en la clase de arte, cualquiera que comienza a tomar la pintura en serio sabe que necesita pinceles de diversos tamaños. Es lo mismo con el predicador que comienza a tomar en serio las ilustraciones. Algunas secciones del sermón requieren brochas gruesas como historias, mientras que otras solo requieren la fina pincelada de una analogía.

La pregunta, entonces, es ¿qué ilustraciones son más eficaces para cuáles partes del sermón?

5 ilustraciones efectivas para sermones

1. La historia. Esto es lo que la mayoría de la gente piensa cuando se habla de ilustraciones para el sermón. Los ejemplos incluyen experiencias personales, relatos de la historia del mundo y los acontecimientos actuales.

Las historias de un párrafo funcionan bien para la transición de la exégesis del pasaje a la aplicación. Si usas algo mucho más largo, tu audiencia podría olvidar el punto que estabas tratando de aplicar. Sin embargo, las historias más largas pueden ser eficaces para las conclusiones, cuando estás tratando de reunir los puntos que quieres que tu iglesia se lleve a casa.

No importa la duración, las historias funcionan mejor cuando el problema o conflicto de la historia plantea la necesidad de una solución que el pasaje proporciona.

2. El cuadro hablado. Esta ilustración explica mejor algo figurativo o metafórico en el pasaje con el fin de mostrar su importancia.

Por ejemplo, yo estaba enseñando recientemente sobre Efesios 5:15, donde Pablo dice: “Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios”. Conté la historia de mi hijo de 2 años de edad que durante un juego estaba corriendo a toda velocidad, mirando por todas partes en la habitación, excepto hacia dónde corría. Así es como muchos de nosotros vamos por la vida, tontamente, no prestando atención a la forma en que vivimos.

La próxima vez, durante su preparación para el sermón, haga una lista de las frases figuradas en el pasaje y considere formas de ampliarlas pintando un cuadro hablado.

3. La analogía. Las analogías en general resaltan puntos de comparación, pero las mejores analogías terminan con una frase inesperada que rescata una conexión sorprendente. Forrest Gump es famosa por este tipo de analogía: “La vida es como una caja de chocolates. Nunca sabes lo que vas a escoger”. La frase inesperada se queda grabada en el oyente.

Las analogías son especialmente eficaces para la comunicación de los aspectos culturales de los tiempos bíblicos que los lectores de hoy no entenderían. Una vez escuché a David Helm decir: “Cuando Dios le dice a Josué: ‘Quítate las sandalias’, lo que le está diciendo es: ‘No dejes tu suciedad en mi alfombra’”. Una vez más, la clave es una buena frase inesperada.

4. La lista de ejemplos. Los ejemplos ilustran contextos en los que su iglesia puede aplicar el sermón. En vez de pasar a la aplicación (que no recordarán de todos modos), proporciona una rápida lista de ejemplos para mostrar cómo se puede aplicar el mensaje en varios contextos. Tu iglesia puede descubrir los pasos por sí misma si les muestras dónde el pasaje puede lograr un cambio en sus vidas.

La clave con las listas es no ser cliché, superficial, o dolorosamente obvio. No digas: “Esto se aplica a la lujuria, las finanzas, y la impaciencia”. Esos son ejemplos, pero no son ejemplos ilustrativos. En lugar de ello di: “Esto se aplica cuando una atractiva compañera de trabajo entra en la sala de descanso; cuando la calculadora no le da los números que necesita para su presupuesto, y cuando sus hijos están tratando de establecer un récord mundial del comer más lento”.

5. La historia en dos. Una manera eficaz de enmarcar su sermón es contando la mitad de una historia en la introducción y luego la otra mitad en la conclusión. En la introducción, corte la historia antes de que se resuelva el problema. A continuación, conecte el conflicto sin resolver con la principal necesidad espiritual que señala el pasaje.

Este enfoque deja a su público bajo el supuesto de que la historia no tiene un final feliz, que les obliga a escuchar con el fin de evitar un destino similar. Luego, en su conclusión, para sorpresa de todos, cuente el final feliz que su iglesia no anticipó.

Esta técnica es efectiva, ya que da un cierre satisfactorio para el sermón. Fuimos creados para desear finales felices. Mejor aún, les das a los oyentes que todavía piensan que no pueden cambiar un ejemplo de alguien que se sobrepuso a un problema aparentemente insuperable. Esperamos que este ejemplo le ayude a convencerlos de que, con la ayuda de Dios, pueden cambiar también.

Poner las herramientas en tu cinturón

Categorizar las ilustraciones es útil porque te da algunas herramientas para ciertos propósitos. Sería frustrante usar un martillo sobre un tornillo en lugar de un destornillador, aunque si golpeas suficientemente fuerte podrías hacer el trabajo. Del mismo modo, puede ser frustrante escribir una historia ampliada para ilustrar un versículo de la Biblia que solo necesita un cuadro hablado o una analogía. Al calzar la ilustración adecuada con el trabajo correcto, se hace más fácil y más agradable.

Así que antes de resignarte a ser un predicador que no se molestó mucho con ilustraciones, experimenta con los diferentes tipos. Podrías darte cuenta de que las ilustraciones son más eficaces de lo que pensabas.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Daniel Lobo.
Nota del editor: 

Si lees en inglés, te puede servir este libro gratuito de ilustraciones de este mismo autor.

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