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Sigo las discusiones pastorales y misiológicas actuales sobre “la fidelidad vs. la fecundidad” con un desconcierto distante. Yo creo que la fidelidad de una iglesia hacia la misión de Dios es en sí misma un éxito, independientemente de los “resultados”. Y también creo que una iglesia fiel será una iglesia fructífera. Pero cuando algunos comienzan definiendo la fecundidad en formas cuantificables —decisiones por Cristo, asistencia, etc.— veo más pragmatismo y menos Biblia.

¿Significa esto que no creo que debemos buscar resultados? No: solo significa que creo que hay que mirar los resultados de manera diferente. Creo que medir la fecundidad de una iglesia no es tan simple como contar cuántas manos se levantaron durante una invitación o cuán lleno está el parqueo.

En 1741, el gran Jonathan Edwards publicó por primera vez su libro ahora clásico The Distinguishing Marks of a Work of the Spirit of God [Las características distintivas de una obra del Espíritu de Dios]. En este importante trabajo, Edwards está analizando y sintetizando todo lo que ha experimentado en los avivamientos de su época. Él quería saber, ¿cuáles son las señales de que está ocurriendo un mover genuino de Dios?

En otras palabras, ¿cuáles son las verdaderas evidencias de fecundidad espiritual?

Curiosamente, él prologa su lista de “características distinitvas” con una lista de cosas que pueden o no ser signos de un verdadero mover de Dios. Es una colección curiosa —incluyendo cosas como experiencias carismáticas, la agitación de las emociones y la fogosa predicación del infierno— y Edwards está diciendo que estas cosas podrían ser buenas en muchos casos, pero por sí mismas no autentifican una obra de Dios. Una obra de Dios puede tener experiencias carismáticas, agitar las emociones y cosas similares, pero también a la vez, puede no serlo. (También él enumera algunas cosas negativas —como errores y falsedades— que no necesariamente refutan una obra de Dios, ya que él razona que un verdadero mover de Dios probablemente causará que Satanás trate de descarrilarlo).

Creo que debemos aplicar el fuerte razonamiento de Edwards al paisaje eclesiológico hoy. ¿Cuáles son los signos de la fecundidad real? ¿Cómo sabemos que nuestra iglesia es una parte creciente de algo que Dios está bendiciendo?

Bueno, en primer lugar, vamos a ver, como lo hizo Edwards, algunas cosas que pueden o no pueden acompañar a un verdadero movimiento de Dios.

Marcas de neutralidad – Estos pueden o no autenticar la fecundidad de una iglesia

1. Una acumulación constante de decisiones por Cristo o respuestas en arrepentimiento durante las invitaciones en los domingos

Todos hemos visto a pastores que promocionan sus capturas semanales en las redes sociales. Muchas personas en efecto oyen el evangelio y responden realmente de esta manera. Sin embargo, este tipo de estrategia evangelística ha sido empleada por los evangélicos durante los últimos 50 años y todavía nos enfrentamos a una sequía discernible de un cristianismo maduro en el Oeste, y a una disminución constante del número de evangélicos. Los procesos de discipulado en muchas de estas iglesias que “cuentan las manos” parecen terminar en el conteo de manos. Algo no está cuadrando. Incluso Spurgeon ha comentado sobre esta práctica, pues era una rutina aun en su día. Podemos decir esto: que la gente conozca a Cristo siempre es algo bueno, no importa el tipo de iglesia en el que están o el método por el cual escucharon el evangelio. Pero esto en sí no santifica los métodos. Y un simple recuento de cuántas decisiones hubo no demuestra fruto genuino, porque una verdadera decisión es en sí sola el primer brote pequeño de la vida de un fruto.

2. Gran asistencia

Se vuelve cansado tener que repetir esto, pero los evangélicos estadounidenses aman lo grande, así que tenemos que seguir diciéndolo: tener mucha gente no es en sí mismo un signo de fidelidad. Es otra señal neutral. Una gran cantidad de gente que viene a una iglesia puede ser algo bueno. ¡No hay nada inherentemente malo en una iglesia grande! Pero tampoco hay nada inherentemente bueno. Una de las iglesias más grandes de América del Norte es una iglesia donde el Cristo crucificado no se predica de forma rutinaria. Además, los mormones tienen iglesias grandes. No hay más que mirar a la esfera política para una analogía adecuada: ¡Una gran cantidad de personas apoyando algo no significa que ese algo está haciendo algo bien!

3. Las experiencias emocionales

Aquí seguimos con Edwards. Edwards dice correctamente que la verdadera adoración a menudo involucra a los adoradores en un nivel emocional. Sería extraño que un genuino amor por Jesús no hiciera que los seres humanos sientan algo. Sin embargo, en muchas iglesias, el énfasis está en la experiencia emocional. Esta es la razón por que anuncian su música como “emocionante”, “vibrante”, o el adjetivo familiar “relevante”. Estos calificativos comunican que el culto es para el creyente, que es otra manera de revelar que es al adorador que la adoración está adorando. Así que no es algo malo volverse emocional en la iglesia. Pero no es en sí misma una señal de que su iglesia está haciendo algo bueno.

Así que tenemos 3 señales neutrales, ninguna de las cuales son indicadores fiables de la fecundidad genuina. Una iglesia fructífera puede testificar de muchas conversiones, una asistencia creciente, y un involucramiento emocional intenso. O puede que no. Entonces, ¿cuáles son los signos de fecundidad espiritual que debemos buscar? Yo pienso que las “Características distintivas de una obra del Espíritu de Dios” de Edwards funcionan bastante bien.

Características distintivas de una iglesia fructífera

1. Un estima cada vez mayor por Jesucristo

¿Cómo se mide esto? ¿Cómo se puede saber si una iglesia se centra en la gloria de Jesucristo? Bueno, creo que se empieza con las comunicaciones más visibles. En el sermón y el canto, ¿es Jesús el punto focal? ¿Los sermones predicados hacen de Jesús un actor, un aditivo en el tiempo de invitación, un héroe citable? ¿O promueven su obra terminada como la única esperanza de la humanidad? Los mensajes laboran más intencionalmente en la Ley o se deleitan con más atención en el evangelio? ¿La gente está recibiendo una dosis constante de “cinco cosas que hacer”, o están saliendo con el entendimiento de que el mensaje esencial del cristianismo es que la obra de la salvación ya está consumada?

Musicalmente, ¿la iglesia se centra más en la crear una experiencia o en adorar al Creador? ¿Las canciones cuentan la historia del evangelio? ¿Las personas son las estrellas del espectáculo o Jesús? ¿La iglesia habla de generalidades vagas sobre la esperanza, la paz, la luz, etc., sin hacer constantemente la conexión que Jesús es la encarnación de estas virtudes?

¿La gente de la iglesia habla con estima acerca de Jesús más que simplemente hacer el bien o el conocer la doctrina correcta? ¿Los pastores exhiben un alta estima hacia Jesús? ¿Están ellos apasionados por Jesús?

Si la iglesia no está asegurando que Jesús sea explícita y persistentemente el punto de todo, entonces no es fructífera. Y a la inversa, si una iglesia se está asegurando que Jesús sea explícita y persistentemente el punto, entonces está siendo fructífera, ya que la adoración continua a Jesús es un fruto del nuevo nacimiento.

2. Un espíritu de arrepentimiento discernible

¿Está la iglesia, en primer lugar, predicando sobre los peligros y horrores del pecado? Y luego, en su predicación del evangelio, ¿están las personas respondiendo a la convicción y consuelo del Espíritu con arrepentimiento? ¿Las personas admiten y confiesan su pecado? ¿Hay un aire de humildad en el lugar o un aire de arrogancia? ¿Los pastores son abusivos? ¿Son las personas narcisistas? ¿Se practica la disciplina en la iglesia de manera apropiada, gentil pero directa? ¿Hay un espíritu de chismes en el lugar o de transparencia? ¿La programación de la iglesia está construida en torno a valores de producción o a la intimidad honesta con el Señor?

¿Las personas se arrepienten con facilidad? Esa es una verdadera señal de fecundidad genuina.

3. Una dedicación tenaz a la Palabra de Dios

Una gran cantidad de iglesias dicen que están “basadas en la Biblia”, pero con esto quieren decir que citarán algunos versículos de la Biblia en el sermón. O bien, puedes echar un vistazo a sus ofertas de grupos pequeños y verás que la mayor parte de ellas están construidas en torno a intereses especiales, pasatiempos o datos demográficos personales. Pero las iglesias fructíferas aman la Palabra de Dios. Predican de ella como si hacerlo les diera oxígeno. La estudian con determinación e intensidad. Creen que la Palabra de Dios es suficiente, poderosa y con autoridad. ¡Puede ser que incluso veas a las personas llevar sus Biblias a la reunión de adoración!

Edwards dice que una marca de un verdadero movimiento de Dios es una alta estima por las Escrituras. Me temo que esta característica está mucho más ausente en muchas iglesias evangélicas que ciertamente utilizan la Biblia, pero no la están estimando efectivamente.

4. Un interés en teología y doctrina

Sí, el conocimiento aparte de la gracia simplemente envanece, pero esto no hace desechable al conocimiento. Edwards dice que el pueblo de Dios amará las cosas de Dios. Ellos escudriñarán sus caminos, siguiendo los senderos de la doctrina en las Escrituras directamente hacia el trono. En nuestros días, es común ver la emoción/experiencia de estar en contra de la doctrina/teología y así es muy común ver iglesias que se han dedicado a una e ignorado la otra. Pero, así como una iglesia que solo es información en la cabeza y sin corazón es infructuosa, también lo es una iglesia que solo es emociones y sin profundidad. Algunos pastores incluso se burlan públicamente de la teología o denigran el estudio de la Biblia. Pero la iglesia no ha perdurado durante 2,000 años en base a “sentimientos espirituales”.

El Señor mismo dice que los verdaderos adoradores adoran en espíritu y en verdad. No podemos desechar la verdad por un “espíritu” dominante. Y, de hecho, como dice Edwards, el trabajo del verdadero Espíritu es “operar como un espíritu de verdad, que lleva a las personas la verdad, convenciéndoles de aquellas cosas que son verdad”.

5. Un evidente amor a Dios y amor al prójimo

Tal y como suena. La verdadera fecundidad se evidencia principalmente en la obediencia a los mandatos de Dios, el mayor de los cuales es amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si una iglesia parece existir solo en aras de su propia supervivencia, solo por el bien de su propia empresa, solo por el bien de sus propias experiencias internas, no importa cuán grande se vuelva, es probable que no sea fructífera, sino más bien que esté hinchada.

Las iglesias fructíferas puede que vean —o no— conversiones continuas, pero tendrán un corazón de constante servicio y compasión hacia el mundo fuera de sus puertas.

Midiendo el Espíritu

Obviamente, estas cinco cosas son más difíciles de cuantificar que simplemente contar las manos y la gente que asiste. Creo que es por eso que (¿perezosamente?) tendemos a equiparar la cantidad de manos y cuerpos con buenos frutos. Pero quiero hacer la afirmación provocativa de que una iglesia puede ser espiritualmente fructífera sin ver frecuentemente muchas conversiones, sin estallar dramáticamente en la asistencia, sin crear “experiencias de adoración” que despiertan las personas imaginativamente y emocionalmente. Ver esas cosas puede ser bueno si se hace desde el lugar correcto. Pero por sí mismo no son indicadores de fruto genuino.

Sí, la iglesia primitiva contaba. Es totalmente bueno contar. Pero en las páginas del Nuevo Testamento no vemos el tipo de énfasis en alta asistencia y producción de decisiones que existe hoy. Vemos fidelidad. Y vemos el fruto (“a tiempo”) y, a veces no (“fuera de tiempo”). La tarea de la iglesia no es tener éxito sino ser fiel. Si no está viendo mucho fruto evangelístico, en otras palabras, tenga cuidado de que no sea porque está siendo evangelísticamente desobediente.

Aquí hay algunas buenas preguntas diagnósticas para ayudarnos a ser más profundos en las mediciones de nuestra iglesia. Las he adaptado de mi libro “La Iglesia Pródiga”:

1. ¿Los que están siendo bautizados continúan caminando en la fe un año después? ¿Dos años? ¿Tres años?

2. ¿Cuánta de nuestra gente está siendo entrenada para discipular personalmente a otros?

3. ¿Qué porcentaje de nuestros asistentes durante los fines de semana están involucrados en grupos pequeños? ¿Evangelización? ¿Servicio comunitario?

4. ¿Cuánta de nuestra gente podría articular el evangelio bíblico?

5. ¿Cuál es la reputación de nuestra iglesia en la comunidad?

En Gálatas 5, Pablo contrasta una lista de malos comportamientos con buenas cualidades. El fruto del Espíritu. Estos son mucho más difíciles de medir que una simple acumulación de buenas acciones, pero son un mejor indicador del crecimiento espiritual. Una cosa que vemos seguido en las Escrituras es cómo el carácter, la disposición, la calidad y el ser se enfatiza consistentemente por encima del comportamiento, posición, cantidad y el hacer. La primera es mucho más difícil de medir, pero ¿acaso no es esto así? El Espíritu Santo no es tan fácilmente cuantificable.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Luis Luna.
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