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13 errores acerca del final de los tiempos que se deben evitar

“La gran doctrina del segundo adviento ha caído en descrédito en cierto sentido debido a…esta tendencia por parte de algunos de estar más interesados ​​en el cómo y el cuándo de la segunda venida y no en el hecho de la segunda venida”. — Martyn Lloyd-Jones

De origen en la palabra griega “eskatos”, la escatología es la doctrina de las “últimas cosas” o, mejor dicho, la “obra redentora, con un fin específico, del Último”. Como Greg Beale señala en su excelente nuevo libro “Making All Things New: Inaugurated Eschatology for the Life of the Church” (“Haciendo nuevas todas las cosas: la escatología inaugurada para la vida de la Iglesia”, Baker Academic, 2016), la escatología no se limita simplemente a incluir eventos futuros; ésta incorpora lo que Jesús inauguró con su primera venida.

La escatología es acerca de Jesús. Aunque Él ya ha pagado el precio por el pecado y se ha levantado victorioso de la tumba, aún no ha regresado. Cuando lo haga, vamos a estar con él para siempre (1 Tes. 4:18). Los cristianos deberían animarse unos a otros con estas palabras y estudiar escatología con esperanza y gozo.

Desafortunadamente, los creyentes a menudo recorren todo un inventario de errores relacionados al final de los tiempos. Estos errores desacreditan la proclamación del evangelio y roban a los cristianos de las bendiciones y la sabiduría que Dios da al meditar en esta área de la verdad.

Aquí están 13 errores acerca del final de los tiempos que se deben evitar:

1. No estar centrados en Cristo.

Como he mencionado anteriormente, la escatología es acerca de Jesús. Por lo tanto, no debemos convertir el estudio de su regreso en un catálogo de eventos en los que estamos más preocupados por determinar la relación entre el código de barras universal y la marca de la bestia que por adorar al Cordero inmolado. Más bien, deberíamos estar agradecidos de que el estudio de la escatología nos dé una imagen más completa de Aquel que vino por primera vez como un siervo sufriente pero regresará en majestad y poder.

2. No predicar del regreso de Jesús por miedo a la controversia.

Tal vez como una reacción exagerada a los excesos de las últimas décadas, muchos pastores se abstienen de predicar del Discurso de los Olivos o del libro de Apocalipsis debido a la controversia que pueda surgir. Esta resistencia resulta en el fracaso pastoral de proclamar adecuadamente el regreso de Cristo y de animar a la gente de Dios al predicar toda la Palabra de Dios.

3. No hacer un llamado a las misiones y la urgencia del Evangelio.

Jesús fue claro. No nos toca saber los tiempos o las fechas. Sino que, habilitados por el poder del Espíritu, vamos por todo el mundo para hacer discípulos (Hechos 1: 6-8). ¿Qué podría ser más motivador para las misiones que meditar en las palabras de Jesús en Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”?

4. Buscar códigos secretos como una manera de descubrir el significado de la Escritura.

Mi esquema “favorito” de descifrar códigos era asignar el número 100 a la letra “a” e incrementar este número por uno para cada letra del alfabeto. Puedes hacer los cálculos por ti mismo, pero el nombre de “Hitler” suma 666. Durante cualquier elección presidencial, uno se pregunta cuántos candidatos pueden competir por el papel del Anticristo. Pero es un error resaltar un ganador. Y es una pesadilla hermenéutica cuando intentamos determinar cuál imagen apocalíptico del libro de Apocalipsis es un helicóptero.

5. Basar creencias en las experiencias cercanas a la muerte.

La tendencia persistente de nuestra cultura a preferir los sueños de un niño acerca del cielo en lugar de la verdad de la Palabra de Dios revela una falta de confianza en la suficiencia de la Escritura. Esto denota la pereza y el deseo de tener respuestas a preguntas a las que la Biblia no responde. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos en la Palabra (2 Pe 1:3; 2 Tim. 3:15-16).

6. No ver suficiente continuidad entre esta creación y la tierra nueva.

Es un error imaginar nuestro futuro eterno como flotando en las nubes en lugar de caminando en la tierra. Este error se basa en la filosofía griega, no en la Escritura. La Escritura dice que la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción (Rom. 8:23). Mike Wittmer tiene razón: “Por todos los cielos, somos terrícolas”.

7. Convertir una visión particular de la escatología en una prueba de ortodoxia.

Aunque debemos procurar comprender el mensaje claro de la Escritura, debemos tener cuidado de defender posiciones milenarias con la misma tenacidad con la que defendemos el nacimiento virginal.

8. Fijar fechas, ya sea de forma limitada o amplia.

Jesús no pudo haber sido más claro: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mat 24:36, cf. Mat 24:44, 50; 25:13; Hch 1:1-8). Pablo repitió esta enseñanza (1 Tes. 5:1-3). Sin embargo, algunos siguen prediciendo.

La predicción de fechas alcanzó un auge tras el improbable triunfo de Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. Una teoría basada en Mateo 24:13-14 predijo que Jesús regresaría no más tarde del 1988. Desde entonces, ha habido numerosas teorías que incluyen todo, desde la luna hasta la llegada del año 2000. Cada una nos distrae del verdadero propósito de la profecía bíblica.

9. No recordar que Jesús sí describió las señales de los últimos tiempos.

Si es malo fijar fechas basadas en guerras o rumores de guerra, también es un error ser perturbado por estos eventos. El pueblo de Dios no debería sorprenderse de o estar consternado por la inestabilidad política y los desastres naturales. Cristo nos dijo que vendrían (Mat. 24:6-8).

10. No evaluar debidamente las acciones políticas de Israel.

El estado moderno de Israel debería ser evaluado conforme a las normas apropiadas de justicia y no en función de interpretaciones acerca de cómo encaja en los tiempos finales.

11. Escribir ficción que especula demasiado sobre los detalles de los últimos tiempos.

Esto da lugar a una teología escrita basada en nuestros propios términos y no en los términos de la Biblia. (Y nos hace recordar una época desafortunada pero muy de moda durante la década de 1970).

12. Abrazar un optimismo extremo o un pesimismo extremo sobre los acontecimientos actuales.

En algunos asuntos el postmilenialismo ha sido muy optimista acerca del curso de la historia. En el otro extremo del espectro, el premilenarismo ha abrazado de vez en cuando una actitud pesimista y escapista, que deja poco espacio ni para la posibilidad del avivamiento ni para alentar a los cristianos a ser sal y luz de la tierra. Las declaraciones de Anthony Hoekema son aleccionadoras respecto a la actitud que los cristianos deben mantener, independientemente de si uno está o no de acuerdo con su punto de vista amilenial (¡yo no lo estoy!):

Sin embargo, puesto que sabemos que la victoria de Cristo sobre el mal fue decisiva y que Cristo ahora está en el trono, el estado de ánimo dominante de la escatología amilenial es el optimismo: el optimismo cristiano. Esto significa que no consideramos una crisis mundial como totalmente irreparable, ni una tendencia social como absolutamente irreversible. Significa que vivimos en esperanza, una esperanza que se basa en la fe y que se expresa así misma en amor.

13. Llamar al libro de Apocalipsis, “Revelaciones”.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Becky Parrilla.
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